Cambio climático

Todo está enlazado: el calentamiento de las aguas de la Antártida hace subir el mar en el Atlántico norte

"Incluso las zonas más remotas de los océanos del mundo no son ajenas a la actividad humana", alertan los científicos

Las aguas profundas de la Antártida se están calentando.

Las aguas profundas de la Antártida se están calentando. / Pixabay

Ramón Díaz

Ramón Díaz

El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo", dice un proverbio chino. No deja de ser lo que muchos siglos después los físicos han llamado el ‘efecto mariposa’, un fenómeno relacionado con la teoría del caos, que señala que una pequeña perturbación inicial puede amplificarse y generar un efecto considerablemente grande, incluso a corto plazo.

Por si eran pocas las múltiples demostraciones experimentales que han corroborado el efecto mariposa, llega ahora una más. Un experimento protagonizado en Estados Unidos ha demostrado que todo en la Tierra está enlazado. Y que el calentamiento de las aguas profundas de la Antártida, provocado por el ser humano, está incrementando el nivel del mar en el Atlántico norte, en el otro extremo del planeta.

El estudio publicado en la revista ‘Nature Geoscience’ sugiere que la rama abisal de la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico Norte (AMOC) se ha debilitado y ha permitido comprender mejor el sistema regulador del clima de la Tierra, que podría estar al borde del colapso.

El equipo de investigación analizó datos oceanográficos de aguas profundas recogidos por programas de observación en lo que va de siglo para demostrar que una pieza crítica del sistema global de corrientes oceánicas de la Tierra en el Atlántico Norte se ha debilitado en torno a un 12% en las dos últimas décadas.

la Circulación Meridional del Atlántico distribuye calor, nutrientes y dióxido de carbono por los océanos del mundo.

la Circulación Meridional del Atlántico distribuye calor, nutrientes y dióxido de carbono por los océanos del mundo. / AOML

"Aunque estas regiones están a decenas de miles de kilómetros de distancia unas de otras y las zonas abisales se encuentran a unos kilómetros por debajo de la superficie del océano, nuestros resultados refuerzan la noción de que incluso las zonas más remotas de los océanos del mundo no son ajenas a la actividad humana", afirma Tiago Biló, autor principal del estudio.

Una capa de agua fría y densa

Los científicos analizaron los cambios a lo largo del tiempo en una masa de agua fría, densa y profunda situada más de 4.000 metros por debajo de la superficie oceánica que fluye desde el Océano Austral hacia el norte y acaba ascendiendo hacia profundidades menores en otras partes del océano global, como el Atlántico Norte.

Esta circulación profunda del océano, cada vez más reducida, forma parte de la Circulación Meridional del Atlántico, un sistema tridimensional de corrientes oceánicas que actúa como una ‘cinta transportadora’ que distribuye calor, nutrientes y dióxido de carbono por los océanos del mundo.

La rama abisal se compone de agua de fondo antártica, que se forma a partir del enfriamiento del agua de mar en el Océano Antártico durante los meses de invierno. Entre los distintos mecanismos de formación de esta agua de fondo, uno de los más importantes es el llamado ‘rechazo de salmuera’, un proceso que se produce cuando el agua salada se congela.

Fondo marino junto a un muro de hielo en el Océano Antártico.

Fondo marino junto a un muro de hielo en el Océano Antártico. / NSF-USAP / Steve Clabuesch

El hielo marino, al formarse, libera sal en el agua circundante, aumentando así su densidad (la del agua). El agua densa se hunde en el fondo oceánico, creando una capa de fría y densa que se extiende hacia el norte hasta llenar las tres cuencas oceánicas: los océanos Índico, Pacífico y Atlántico.

Durante este siglo, los investigadores observaron que el flujo de esta capa antártica a través de la latitud 16°N en el Atlántico se ha ralentizado, reduciendo la afluencia de aguas frías hacia latitudes más altas y provocando de esta manera el calentamiento de las aguas en el océano profundo.

Expansión térmica

"Las zonas afectadas por este calentamiento se extienden a lo largo de miles de kilómetros en dirección norte-sur y este-oeste, entre los 4.000 y los 6.000 metros de profundidad", explica William Johns, coautor y profesor de ciencias oceánicas en la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas, Atmosféricas y Terrestres.

Como resultado de todo ello, se produce "un aumento significativo del contenido de calor del océano abisal, lo que contribuye al aumento local del nivel del mar debido a la expansión térmica del agua", señala Biló.

"Nuestro análisis coincide con lo que han predicho los modelos numéricos: la actividad humana podría potencialmente imponer cambios de circulación en todo el océano", revela Biló. "Este análisis sólo ha sido posible gracias a décadas de planificación y esfuerzos colectivos de múltiples instituciones oceanográficas de todo el mundo", añade.

Esquema de la corriente de circulación meridional que regula el clima mundial.

Esquema de la corriente de circulación meridional que regula el clima mundial. / Agencias

"Estimamos que el calentamiento de la capa de agua del fondo antártico en el Atlántico Norte subtropical es, en promedio, de 0,001°C por año en las últimas dos décadas, lo que contribuye al aumento del contenido de calor abisal y, en consecuencia, al aumento del nivel del mar en la región", recoge el documento.

"Esta tendencia de calentamiento es aproximadamente la mitad de la del agua del fondo antártico observada en el Atlántico Sur y partes del Océano Austral, lo que indica una dilución de la señal a medida que el agua del fondo antártico cruza el ecuador", concluyen los investigadores.

Informe de referencia: https://www.nature.com/articles/s41561-024-01422-4

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