La costa de los hallazgos. La historia de Dénia está escrita en las playas y el mar. El destructivo temporal Gloria ha sacudido esa historia sumergida. Y ahora salen a la luz hallazgos tan variopintos como un ánfora perromana (tiene traza púnica) del siglo IV antes de Cristo y una granada de mano que, sorprendentemente, no tenía rastro de herrumbre. El ánfora fascina a los arqueólogos. Los bañistas que se encontraron la granada en la arena de la playa de les Deveses se llevaron un susto de aúpa. La Policía Local y la Nacional acordonaron la zona. Avisaron a los TEDAX. Los artificieros se llevaron el artefacto. Creían que podía contener algo de carga explosiva. Investigarán su origen. Su buen estado de conservación desdice que pueda ser de la Guerra Civil. Si, efectivamente, mantiene carga, la detonarán en un lugar seguro. En esta playa de les Deveses, Gloria desenterró dos casamatas (baterías de ametralladoras) de la Guerra Civil. Este litoral tiene pasado bélico.
Mientras, el ánfora, rescatada del fondo marino (no tan fondo, ya que estaba a escasos tres metros de profundidad) de la playa de les Marines es la punta del iceberg. Un particular comunicó hace unos días que había encontrado haciendo «snorkel» los restos de lo que parecía un barco hundido. Asomaban las posibles cuadernas y se veía con claridad un ánfora bien peculiar. Es prerromana. Tiene la boca ancha y plana y podría ser púnica o íbera.
Inmenso yacimiento
La pieza estaba muy próxima a la orilla. Para evitar su expolio, la Policía Local activó de inmediato el dispositivo de protección arqueológica. El ánfora la extrajeron el pasado jueves los especialistas del Centro de Arqueología Subacuática de la Comunitat Valenciana. Han intervenido con el arqueólogo de Dénia, Josep A. Gisbert, en operaciones de localización de pecios. La costa de Dénia es un inmenso yacimiento arqueológico. Mientras, la Policía Local de Dénia puso a disposición de los buceadores su embarcación, el vehículo y sus equipos técnicos y humanos.
Los arqueólogos recuperaron el ánfora, que está prácticamente completa, así como fragmentos de otra pieza similar, de un vaso de cerámica común y maderas de la nave hundida. Aprovecharon para inspeccionar el derrelicto.
El informe del Centro de Arqueología Subacuática incluye la siguiente descripción de la pieza: «Ribera Tipo 1-3: Ánforas de boca plana o casi plana, perfil sinuoso con dos inflexiones en el cuerpo».
Un pecio descubierto en 2018 revela que ya se exportaba moscatel en el s. XIV
Josep Vicent Lerma ha investigado las cerámicas del derrelicto y su conexión con las rutas comerciales
Hace ahora dos años Dénia desveló un nuevo descubrimiento subacuático. Los submarinistas Rafa Martos y Javier Reyes habían encontrado un antiguo barco hundido. Del fondo arenoso, sobresalían las cuadernas. Hallaron también tres piezas cerámicas, una escudilla de Paterna de estilo esquemático, un «pitxer» (jarro con asa) vidriado en verde manganeso y un «tabac» (una fuente o plato grande y hondo) vidriado en verde. La cerámica permitió situar el naufragio en la segunda mitad del siglo XIV.
El derrelicto Martos/Reyes, que así se bautizó a este pecio, ha aportado información trascendental de un periodo, el del conde de Dénia Alfons el Vell, en el que el puerto dianense recobraba su nervio comercial.
«Las rutas comerciales empezaban a recuperarse tras la peste negra de 1348. De los puertos valencianos salía una importante producción agrícola. Y ya entonces, en el siglo XIV, sabemos que el de Dénia exportaba uva de moscatel. Ahí está el origen del gran comercio de la pasa del siglo XIX», explicó ayer a INFORMACIÓN el arqueólogo Josep Vicent Lerma, quien esta tarde, en el Museu de la Mar de Dénia (la charla forma parte del ciclo «Esguits d’història»), hablará del derrelicto Martos/Reyes, de las cerámicas (las ha contextualizado con otras como las halladas en 1960 en el Puig) y de las singladuras comerciales de los siglos XIV y XV.
