El furor de las calas de la Marina no tiene fin. Xàbia cerró el domingo a las 8.30 horas a los coches y a las 10.30 horas a los bañistas sus calas de la Granadella y el Portitxol o Barraca. A esa última hora ya estaban repletas de bañistas.

El aforo establecido con la crisis del coronavirus es de 200 bañistas en la Granadella y de 150 en el Portitxol. Muchos turistas que viajaron desde València se toparon con la barrera bajada. Agentes de la Policía Local y voluntarios de Protección Civil les explicaban que estas calas estaban ya llenas. La pregunta que se repetía una y otra vez era que a qué otra cala podían ir. A ninguna. Agentes y voluntarios les recomendaban ir a las playas del Arenal y del Muntanyar, mucho más despejadas.

También numerosos bañistas señalaban que habían viajado desde València para tomarse la foto en la archifamosa puerta azul de una de las casitas de pescadores de la Barraca. Esa foto triunfa en Instagram. Hasta bien entrada la tarde no pudo ser. Los bañistas que tuvieron el privilegio de acceder a las calas, los más madrugadores, llevaban neveras y vituallas para pasar todo el día.