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La Muralla Roja y el Xanadú, las grandes obras de Bofill en Calp que triunfan en Instagram, recobran el color

Arquitectos del estudio del creador catalán supervisan que la gama cromática se ajuste a la original

Los trabajos de rehabilitación en la Muralla Roja, un edificio repleto de colores.

La Muralla Roja recupera el arrebol. No hay edificio en la Marina Alta (probablemente tampoco en el litoral valenciano) que tenga su paleta de colores. Domina el rojo intenso. Evoca los muros de adobe de las kasbah del norte de África. Pero la riqueza cromática de esta maravilla, diseñada por el arquitecto catalán Ricardo Bofill en 1968 (se terminó de construir en 1973), es superior. En el laberinto de la Muralla Roja, aparecen también el rosa, el azafrán, el lila, el azul celeste... Mientras, la otra obra cumbre de Bofill en Calp, el Xanadú, de 1971, es de un verde que recuerda al de la Posidonia oceanica. El arquitecto no dejó el cromatismo al azar. Eligió colores vivos y arriesgados, pero que se integran con naturalidad en el paisaje.

El brillo de estas dos grandes obras, hitos arquitectónicos y materia de estudio en las universidades (también escenarios de campañas de publicidad), se había apagado. Los colores estaban desleídos, tristones.

Ahora las comunidades de propietarios han contratado a la empresa de Ondara Rehabilitaciones del Levante para llevar a cabo la rehabilitación de las complejas paredes exteriores de la Muralla Roja y el Xanadú. Es una faena harto complicada. Lo primero es dar en el clavo con los colores.

Tan singular es el cromatismo que el miércoles visitaron estos dos edificios dos arquitectos del prestigioso RBTA (Ricardo Bofill Taller de Arquitectura). Se reunieron con los responsables de las comunidades de propietarios y de la empresa especializada. Los operarios habían preparado muestras de distintos tonos de rojo, azul, violeta... Los matices son aquí esenciales. Los arquitectos dieron instrucciones precisas para que la rehabilitación recupere el arrebol originario de la Muralla y el verde viridiana, turquesa del Xanadú. Ahora hay que sacarle los colores a estos dos deslumbrantes edificios que algún día serán Bien de Interés Cultural (BIC). El expediente está en marcha.

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