Los bañistas buscan en esta nueva era de la distancia social playas desiertas. Y, al final, acaban todos en la misma cala. Ha empezado a ocurrir ya en la Marina Alta. El primer día de la fase 3, la que permite desplazarse entre provincias, calas como la de la Granadella de Xàbia rozaban ya el tope de aforo de la «nueva normalidad». Los turistas que ayer llegaron a este litoral eran, sobre todo, jóvenes.

Cuadrillas de amigos, muchas llegadas desde València, prefirieron no esperar al fin de semana. El primer día de poder moverse por toda la Comunidad Valenciana cogieron el coche y se plantaron en una de las calas más bellas del litoral valenciano. Ya había automóviles estacionados en un buen trecho del vial que sube en zigzag (calle Pic Tort) por la montaña.

La afluencia de ayer, día que comenzó aquí el servicio de socorrismo, no distaba mucho de la de un 15 de junio de años anteriores. Y falta que se abran las fronteras con otras comunidades autónomas y ya se pueda circular sin restricciones. La Granadella y, en general, las calas de la Marina Alta no pierden ni pizca de tirón. Y eso preocupa.

En Xàbia, el litoral del Muntanyar y las playas del Benissero y de la Grava están bastante despejados. Se cumple de sobra la distancia de dos metros entre los bañistas. En el Arenal, hay más gente en el paseo y en las terrazas que en la arena y la orilla. Pero las calas son otra historia. Es evidente que a los ayuntamientos les va a tocar controlar el aforo. De lo contrario, la masificación amenaza con arruinar la «nueva realidad» de playas sin apreturas.

El aforo en les Rotes de Dénia

Los consistorios están realizando, de hecho, estudios de carga de las playas. El de Dénia lo está llevando a cabo en el litoral de la Marineta Cassiana y les Rotes, que está salpicado de pequeñas calas (la del Trampolí, la del Gosset, la de la Punta Negra o la de les Arenetes). La referencia es que debe haber un máximo de cuatro bañistas por cada 25 metros cuadrados. Xàbia también hace números para saber el tope de bañistas en el Portitxol, la Caleta o la Granadella. Calas como las de la Sardinera o la del Francés, a las que se baja por una senda, también este fin de semana se arrimaban mucho al techo de la «nueva normalidad».