Las cuatro águilas pescadoras (Pandion haliaetus) reintroducidas en el Marjal de Pego-Oliva hace ahora un año han tropezado con un enemigo de temible voltaje, las torres eléctricas. Han muerto electrocutadas Quillo, en una torre de Fez (Marruecos), y Marina, en una de l'Albufera de València. Luigi parece que ha corrido la misma desdichada suerte. Desde el 28 de octubre se recibe una ubicación fija de su GPS. Se sitúa en el lago de Guiers, en Senegal. Todo hace indicar que está muerto.

El parque natural del Marjal de Pego, en su "Cròniques de la pescadora" (un boletín sobre las peripecias de las cuatro rapaces y sobre el proyecto de reintroducción), indica que contactó con el ornitólogo Jean-Marie Dupart, que vive en Gandiol, a unos 150 kilómetros de donde se sitúa la última señal de Luigi. Dupart viajó por caminos de tierra y, justo a 200 metros, ya no pudo avanzar más. La densa vegetación hacía inaccesible la zona. Observó varios apoyos eléctricos próximos, lo que sugiere que Luigi se electrocutó.

La cuarta águila pescadora, Lulú, que fue la que al principio menos aptitudes de vuelo mostró, migró, como Luigi y Quillo, a África. Cruzó en un día 300 kilómetros de Mediterráneo. Voló desde Altea a Argelia. Siguió hacia el sur, pero no llegó a cruzar el desierto del Sáhara. La última ubicación es de noviembre. Se registró cerca de Tissint, al sur de Marruecos.

El proyecto va a seguir. El Marjal se ha consolidado como espacio para reintroducir nuevas águilas. Uno de los polluelos que aprenderá a volar en este humedal de la Marina Alta ya ha roto el cascarón en Menorca. En las próximas semanas se realizará una nueva reintroducción. Los expertos siempre han advertido de que es necesario reintroducir gran cantidad de águilas para conseguir que algunas lleguen a nidificar en el Marjal de Pego-Oliva. Cuando se logre, volverá esta especie a la Comunitat. La última águila pescadora se avistó en 1986 en el embalse de Beniarrés. Quillo, Marina, Luigi y Lulú han supuesto el regreso de la especie tras 33 años. Más que eso. También se han dado pasos esenciales en la protección de la avifauna. Tras electrocutarse Marina en una torre del parque natural de l'Alfufera, se han rectificado 310 soportes eléctricos de este humedal. En las "Cròniques de la pescadora", se destaca que "Marina ha salvado la vida a infinidad de rapaces y aves".