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El golf se reinventa

Las obligadas medidas de seguridad y sanitarias cambian las reglas del juego para evitar riesgos - La Marina abre sus campos y clubes con dudas sobre su recuperación tras perder la temporada

La apertura de los clubes de golf en la Marina Alta, tras el paso a la Fase I, ha obligado a éstos a dotarse de medidas sanitarias y de seguridad extraordinarias contra la Covid-19. Una de las más curiosas ha sido la instalación de un mecanismo en los hoyos del campo que impide que la pelota entre en éstos. La finalidad es evitar que el jugador toque la bola y corra riesgos.

En otros campos de la zona también se han retirado los rastrillos que servían para alisar los terrenos de arena en las zonas de obstáculos conocidos como bankers, por lo que pedirá a sus jugadores que usen la suela de los zapatos para mantener el terrenos firmes, explicaban desde La Sella en Dénia. A estas medidas se suma la utilización individualizada de los buggy (vehículo), que normalmente son para dos personas.

También se han querido garantizado las distancias de seguridad, lo que ha llevado a algunos clubes a colocar carteles informativos en distintos lugares de la instalación y por otro lado, se han comprado mascarillas y guantes para los jugadores. Así como gel hidroalcohólico para lavarse las manos antes y después del juego.

Pese a que «la gente estaba loca por jugar» y no ha tardado en solicitar su reserva, explicaban desde el club de Xàbia, que abrirá sus puertas en breve, el sector está convencido de que esto no será suficiente para reponerse. «Costará recuperarse», ya que se ha perdido parte de la temporada. «La temporada alta empieza aquí a finales de febrero y se acaba a mediados de mayo, durante la mayor parte de este tiempo nosotros hemos tenido que cerrar por el estado de alarma. Solo cabe esperar a otoño, que es otra temporada buena, para que esto se reactive, sino, algunos tendrán que cerrar», afirmaban desde La Sella.

El sector asegura ser uno de los más afectados en la crisis generada por la pandemia , «abrimos con pérdidas ya», explicaban. Sin embargo, «estamos obligados a hacerlo por los socios», ya que éstos realizan aportaciones durante todo el año pese a no poder disfrutar de su deporte favorito, añadían.

Pero los socios, mas la posible clientela que puedan tener de la provincia estos campos de golf, «no es suficiente para mantenerse», afirmaban. Explican que ambos colectivos (socios y clientes de dentro de la provincia) representa tan solo un 40 % del total de su clientela y por tanto de sus ingresos, el resto, un 60 % procede de los turistas extranjeros, o residentes de fuera del país, que han tenido que marcharse por la pandemia. Ni unos ni otros han podido venir en temporada alta y tampoco lo pueden hacer ahora», por lo que la previsión de ingresos no es muy halagüeña, lamentaban.

Ante esta situación, solo esperan que pronto se permita la movilidad entre provincias que pueda reportar algo de turismo a la Marina Alta y en particular un turismo al que le guste jugar al golf. Pero desde luego , lo que sí desearían es que se pudiera viajar entre países y se abrieran las fronteras, lo que podría ayudar a «minimizar los daños que nos ha ocasionado este cierre. Aún así necesitaríamos vender muchos grenfee (juego) para poder recuperarnos algo».

Otro de los inconvenientes del sector es la obligatoriedad de limitar el aforo en un 30 %, «lo que también nos quita posibilidad de público objetivo», aunque de momento, admiten que la demanda no está siendo muy importante al estar tan limitada la movilidad.

Aunque pueden haber ciertos matices entre unos clubes de golf y otros, la mayoría coinciden en que la «complicada situación» es común a todos.

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