El objetivo siempre fue que, a través de las escuelas, el respeto al medioambiente y la apuesta por la ecología y la agricultura sostenible arraigara en las casas. La red EcoEscoles, que nació en la Marina Alta y que introduce los productos ecológicos y de temporada en los comedores escolares, se ha reinventado ahora que los colegios están cerrados y las familias confinadas.

Si la montaña no va a Mahoma, pues Mahoma va a la montaña. Ahora los niños no pueden cultivar sus huertos escolares ni saborear las delicias del bancal. Y es el proyecto EcoEscoles el que lleva las semillas y plantones a los escolares. «Sí, del 27 al 30 de abril, repartiremos directamente en las casas 200 kits de plantación hortícola con las instrucciones precisas y todo lo necesario para que los niños y niñas puedan cultivar lechugas y tomates en sus balcones», explicó ayer José Manuel Bisetto, promotor de esta proyecto que convierte el huerto escolar en un aula más y enseña a estimar la tierra y la agricultura.

«A los 30 días podrán comerse las lechugas que han plantado en las macetas. Los tomates tardarán un poco más. Pero vale la pena tener paciencia y cuidar ese trocito de tierra», señaló Bisetto, que es experto en agricultura ecológica.

EcoEscoles ha echado fuertes raíces. Participan unos 60 colegios y 6.000 alumnos. Su responsable no cree que este mes largo de confinamiento haya significado un parón. Al contrario. La iniciativa de llevar las semillas a las casas acerca la horticultura a las familias. Los balcones, hoy convertidos en espacio de socialización y esperanza, conectan con la naturaleza. La revolución ecológica empezó a gestarse en las escuelas de la Marina. Ahora se sube también a los balcones.

Bisetto también subrayó que ahora hay que reivindicar el consumo local y el trabajo de los labradores. Él puso en marcha en 2005 Agricologia, una apuesta decidida por los cultivos con certificado ecológico. Ahora, además de llevar las frutas y verduras a las tiendas y supermercados, las distribuye a los hogares. «Llegan directamente del bancal a las casas. En una crisis global como ésta, se ve lo importante que es el consumo de proximidad y las redes locales. Debemos dar un buen servicio y adaptarnos a los pedidos personalizados que nos hacen los vecinos».