La Vall de Gallinera le ha tomado la delantera al Jerte como mejor paisaje de cerezos en flor. Así lo consideran al menos los promotores de la presigiosa revista Condé Nast Traveler, que ha situado a este municipio de la Marina Alta en el primer puesto, por encima del valle extremeño y de otros emplazamientos como Alfarnate en Málaga, El Hornillo en Ávila y el Valle de las Caderechas en Burgos.

El Valle del Jerte ha sido históricamente la referencia española en materia de cerezos, en gran parte por aquello de su cercanía con Madrid y la repercusión que ello le ha venido suponiendo.

Sin embargo, le ha salido un duro competidor, que además se ha situado por delante en el ránking a nivel de paisaje. Las cerezas que se producen en la Vall de Gallinera, así como las del resto de municipios de la Denominación de Origen Montaña de Alicante, ya hace tiempo que cuentan con un alto reconocimiento entre los mercados y consumidores, merced a su extraordinaria calidad.

Quizás había pasado más desapercibido el espectáculo que estos mismos árboles ofrecen cuando llega la temporada de la floración, justo ahora, vistiendo de blanco todo el valle, a los pies de escarpadas montañas.

Pues bien, la presigiosa revista Condé Nast Traveler, referencia en el mundo de los viajes y los estilos de vida, ha elaborado un ránking que, en lugar de fijarse en algo más habitual como son por ejemplo las playas, ha tenido como referente los paisajes de cerezos en flor.

Y ahí la belleza de la Vall de Gallinera se ha situado en el primer puesto, seguida en segunda posición por el Alfarnate de Málaga, y en tercer lugar por el Valle del Jerte en Cáceres. En la cuarta posición aparece El Hornillo de Ávila y en el quinto el Valle de las Caderechas en Burgos.

Gallinera es un serpenteante valle en el que aparecen diseminados los núcleos poblacionales de Benisili, Llobai, Alpatró, La Carroja, Benissivà, Benitaia, Benialí y Benirrama. Su belleza es permanente, pero alcanza su máxima expresión justo en esta época, cuando miles y miles de cerezos se visten de blanco con motivo de la floración. También otros enclaves cercanos, como Planes, Almudaina, Vall d'Alcalà y Vall de Laguart lucen radiantes en esta época. En las últimas semanas la afluencia de visitantes ha sido masiva, en lo que supone una inyección económica nada desdeñable para esta zona rural.

Así lo señalan hosteleras como Conchín Ferrer, Ana Alós o Araceli Alemany,que ensalzan la espectacularidad del valle «todo el año, aunque ahora es cuando más se aprecia». La lástima ha sido el coronavirus, que ha cerrado bares y restaurantes e imposibilitará disfrutar de la parte final de la floración por las recomendaciones a los ciudadanos de no salir de viaje.