La Marina Alta es un paraíso de orquídeas, planta que, ahora que todo es inteligente (los teléfonos, las casas, los coches, las ciudades), es el colmo de la sagacidad natural. Las que están estos días en plena floración (marzo es el mes de las orquídeas) son las Ophrys lutae (orquídea abejera amarilla). Han brotado en los bancales de secano de la vertiente occidental del Montgó. Su flor es preciosa. Y destila astucia.

Recrea la forma de una abeja, insecto al que atrae. Pero la planta no sólo utiliza el reclamo visual. También desprende la fragancia de la hembra de la abeja en celo. Feromonas y engaño: las orquídeas son pura inteligencia. Los insectos, excitados, llegan a copular con la flor (los expertos lo llaman pseudocopulación). Luego vuelan de flor en flor y polinizan las orquídeas. Tras el milagro natural, hay una refinada estrategia de seducción.

La Marina Alta es tierra de orquídeas. Ya han florecido las orquídeas gigantes (Himantoglossum robertianum), que son las más grandes de Europa. Los aficionados a la orquidoflora saben muy bien en qué puntos de Xàbia (por ejemplo) brotan. Y está a punto de eclosionar la orquídea pirámide (Anacamptys pyramidalis). En Xàbia, un municipio de enorme riqueza botánica, se han localizado 14 especies de orquídeas. Un tesoro.