Actuaron sin disfraz en la noche de la mascarada. Una banda de ladrones aprovechó el bullicio del carnaval de Pego para irrumpir en al menos cinco viviendas. Lo hicieron a las bravas. Vecinos consultados por este diario precisaron que los robos se produjeron entre las 19 horas y la medianoche. La Policía Local y la Guardia Civil habían reforzado la vigilancia. Pero esa noche había mucho ajetreo. Los cacos cortaron vallas, arrancaron rejas y forzaron puertas y ventanas. Si detectaban que les iba a resultar muy complicado colarse en una casa, se iban a la de al lado. Los robos ocurrieron en la zona sureste del casco urbano, donde hay viviendas aisladas. Fuentes policiales han confirmado a Levante-EMV que lo ocurrido esa noche fue «excepcional».

Los ladrones, tras colarse en las casas, revolvieron los cajones y sustrajeron dinero en efectivo, joyas y dispositivos tecnológicos (móviles y tablets). Perpetraron los robos a todo correr. Un vecino los sorprendió cuando intentaban robarle su coche para salir a escape. Evitó que se llevaran el vehículo.

Uno de los afectados relató que entraron en la vivienda de su familia por la parte de atrás. Rompieron la valla metálica e intentaron arrancar una persiana para colarse en la casa. No lo lograron y entonces cambiaron de planes sobre la marcha y asaltaron la casa vecina.

Los ladrones sabían que a esas horas los vecinos de Pego disfrutaban del carnaval en las calles más céntricas. Esperaban encontrar las casas vacías y así poder desvalijarlas. El municipio vivió una fantástica noche de carnestoltes. Los delincuentes se empeñaron en aguar la fiesta.

Los ladrones no se dieron por satisfechos con los golpes del sábado de carnaval. En la madrugada del domingo al lunes volvieron a las andadas. Esperaron a que cerrara la tienda y la gasolinera de la cooperativa Coopego, situada en el polígono industrial, próxima a la zona donde horas antes habían asaltado las viviendas. Retiraron unas pesadas jaulas de metal que están pegadas a una pared exterior del almacén. Las jaulas pesan un quintal. Dentro se guardan las bombonas de butano. En las imágenes de las cámaras de seguridad no se ve que entrara ningún coche. Los ladrones debieron correr esas jaulas a empujones. Luego abrieron con una maza un butrón en la pared.

El agujero tenía unos ochenta centímetros de ancho y un metro de ancho. Pretendían colarse en la tienda de Coopego y saquear las cajas registradoras (aquí pagan los clientes de la gasolinera).

Sin embargo, no pudieron colarse. Fueron a abrir el boquete en el lateral en el que, por dentro, se amontona el abono agrícola. No pudieron traspasar esa barrera. El intento de robo se produjo entre las 22 horas del domingo, que es cuando cierra la gasolinera, y las 6 de la mañana del lunes, momento en el que vuelve a abrir.