Los alumnos de 11 y 12 años de Xàbia tienen claro que urge dar vida al patrimonio. No han ido al cine en el Central Cinema. La sala, inaugurada en 1955 y situada en pleno corazón del centro histórico, lleva 30 años cerrada. Tras apagarse el proyector todavía se realizaron allí representaciones teatrales y festivales, pero no hubo más cine.

Esos chavales que no conocieron el esplendor del Central Cinema quieren, sin embargo, sacudirle las telarañas y recuperar un espacio que es clave para revitalizar el casco antiguo. Los estudiantes de 6º de Primaria del colegio público Vicente Tena presentaron ayer un proyecto de remodelación de este singular edificio. Han acudido a la oficina técnica municipal a rescatar los antiguos planos. Han contado con el asesoramiento de los interioristas Ricardo y Alejandra, de CMR Interior Desing. El resultado es espectacular. Los alumnos han dibujado los planos y han elaborado las maquetas del remodelado Central Cinema. Apuestan por darle uso de centro para los jóvenes. El espacio da mucho de sí. Plantean crear un rocódromo, un urban planet (colchonetas para saltar y hacer piruetas), una bolera, un bar-cafetería, una discoteca, una sala de debate y lectura compartida... Aprovechan cada metro. Y adoptan soluciones arquitectónicas muy originales. Un patio de luces, coronado por una claraboya, aporta luminosidad y vida. La luz entraría a raudales en un edificio ahora sombrío.

El proyecto también da uso a la terraza, donde se crearía un jardincillo y una zona de relax. La fachada, eso sí, se queda como está. Destacan las letras en piedra tosca de «Central Cinema», la taquilla, también enmarcada en tosca, y el habitáculo en voladizo de la sala del proyector.

Los alumnos del Vicente Tena ya le pidieron ayer al alcalde, José Chulvi, que tomara «nota». Chulvi dijo que las ideas que han plasmado los estudiantes en este proyecto de remodelación van en la línea de lo que el ayuntamiento quiere para este edificio. «Nosotros también apostamos por que sea un espacio de ocio y también de estudio, en el que los jóvenes dejen la tecnología y los móviles y puedan hablar. Debe ser un proyecto que haga atractivo el centro histórico a los jóvenes».