A Puerto Blanco de Calp, una ruina, sólo le faltaba la puntilla de Gloria. El temporal ha completado a las bravas la catástrofe. El destrozo ha sido ahora estruendoso y brutal. Pero durante los años anteriores de abandono este puerto ya se iba agrietando poco a poco.

La historia de este puerto deportivo, construido por la empresa VAPF en 1983 en un recodo costero del Morro de Toix, es tempestuosa. El Consell lo ha precintado dos veces, en 2007 y en febrero de 2016 (ahora se cumplen cuatro años justos de esa segunda clausura). Antes desalojó a las empresas concesionarias. En marzo del pasado año, sacó a licitación la concesión demanial para la concesión y explotación durante 30 años de esta dársena de 110 amarres.

Tras el segundo precinto, la consellería de Obras Públicas invirtió 600.000 euros en reforzar el dique de protección de este puerto deportivo. Esa escollera es el talón de Aquiles de Puerto Blanco. Los temporales la rebasan. El último, Gloria, el más destructivo que se recuerda, ha reventado el tramo de dique de la bocana y también ha abierto un boquete en su arranque, situado junto al acceso a la playa de les Urques. Ese acceso ha quedado sepultado por grandes piedras. Mientras, las enormes rocas de la escollera están inestables. El oleaje «ametralló» a pedradas las castigadas embarcaciones que están al seco.

Tras el precinto, los propietarios debían llevarse sus barcas. No todos lo hicieron. La veintena que siguen en la dársena están desarboladas y son irrecuperables. En el muelle donde está la grúa hay incluso un par de catamaranes.

El puerto es ahora una ruina. Una ruina total. No tiene calado. La empresa concesionaria, cuando la conselleria desatasque la licitación, deberá dragarlo a conciencia y reconstruir piedra a piedra las escolleras. La obra es inmensa. En el concurso que la conselleria convocó en mayo elevaba a tres millones de euros la inversión que debía hacer la nueva concesionaria. Entonces Puerto Blanco mostraba los estragos del abandono. Ahora su estado es catastrófico.

Sólo han sobrevivido dos pantalanes. Pero están desvencijados. Mientras, los edificios de marinería se hallan destartalados. Por el antiguo restaurante, ha pasado la marabunta.

La alcaldesa de Calp, Ana Sala, y el concejal de Pesca y Puertos, Paco Avargues, acudieron el martes a la conselleria de Obras Públicas y se reunieron con el director general de Puertos, Emilio Obiol. Luego manifestaron que no sacaron nada en claro. Obiol se comprometió a recabar información sobre en qué fase está la licitación y trasladársela al ayuntamiento.

La alcaldesa advirtió de que la conselleria sí saca un pico de las concesiones por las actividades en los puertos. Precisó que el canon que pagaron las concesionarias en 2018 subió a 916.000 euros y que, en 2016, alcanzó los 2,2 millones. Sostuvo que la conselleria debería invertir el 40 % de esos ingresos en mejorar las instalaciones portuarias calpinas.

Puerto Blanco abraza 7.800 metros cuadrados de tierra y tiene una lámina de agua de 11.000 m2. Todo es ahora una ruina.

El ayuntamiento hace ya tiempo que lamenta que, en estos últimos años de expansión náutica en la Marina Alta, esta dársena esté en dique seco. Son 110 amarres echados a perder. Calp se descuelga en la carrera por conquistar a turistas con barco.