«Llevados por un ánimo depredador», abrieron fuego deliberadamente contra dos perritas domésticas de raza bretón y mataron y semienterraron a una de ellas. Lola era el hombre de la mascota asesinada. Tenía 8 años. Su hija, Kika, de 8 meses, sobrevivió, pero quedó malherida. Todavía tiene perdigones dentro de su cuerpo y, a veces, se queda paralítica.

La Audiencia de Alicante ha confirmado ahora la pena de prisión de 7 meses y 15 días para los dos cazadores, Vicente Mallol, de 78 años y natural de Murla, y Emilio Mengual, de 74 y de Benigembla, que dispararon contra los dos animales domésticos. La sentencia ratifica que los dos cazadores cometieron un delito continuado de maltrato animal. Había visibilidad de sobra y estaban a menos de 20 metros de las perras. No pudieron confundirlas de ningún modo con otro animal. Las tirotearon con sus escopetas.

Los cazadores también deben cumplir 2 años de inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales.

La Audiencia corrobora punto por punto el fallo de hace dos años del juzgado de Benidorm. Los dos condenados deben abonar mil euros en concepto de daños morales a los dueños de los canes. También deben pagarles 171 por los gastos veterinarios de atender a Kika, que recibió una lluvia de perdigonazos (sangraba abundantemente) y sufrió un shock postraumático, y de 300 euros por matar a Lola.

La Audiencia no ha considerado verosímil el relato de los hechos que los ahora condenados exponían en su recurso. Sostenían que ellos abatieron dos conejos. Pero esas piezas nunca aparecieron y no había más cazadores en la zona.

El denunciante, Vicente E., se hallaba en una parcela de su propiedad en Murla. Ese terreno está próximo al coto del Castellet. Vicente se había llevado a las dos perritas de su hija.

Los cazadores llegaron en sus vehículos. Las mascotas estaban sueltas, correteaban y se acercaron a la zona de caza. Fue entonces cuando los cazadores, «llevados por un ánimo depredador» y «sin justificación alguna y con manifiesto desprecio a toda norma establecida para el ejercicio de la caza deportiva» (así consta en la sentencia), dispararon contra Lola y Kika.

Escopeta en mano

Vicente escuchó las detonaciones. A continuación, acudió a él la perrita más joven. Sangraba de forma abundante de unos de sus costados. Vio a los dos cazadores a escasos metros de su propiedad. No había nadie más. Uno de ellos llevaba la escopeta en las manos. Les increpó. Estos se marcharon del lugar en sus coches.

Vicente llevó a Kika al veterinario más próximo, en Xaló. No corría peligro su vida, pero la herida era muy fea. Tenía perdigones en la zona de la escápula y el húmero y en el tórax. La perrita estaba en shock.

A Lola la encontraron seis días después. Estaba muerta y semienterrada.

300 euros, la indemnización por matar a un perro a tiros

Los dos cazadores condenados deben pagar a los dueños de los canes 300 euros por asesinar a la perra Lola y 171 que corresponden a los gastos de veterinario de atender y curar a Kika, que todavía sufre secuelas. 300 euros vale la vida de la perra de raza bretón y de 8 años que el 6 de noviembre de 2014 murió acribillada a perdigonazos. Primero el juez de Benidorm y ahora la Audiencia de Alicante reconocen el derecho de los dueños de los perros a que los condenados los indemnicen con mil euros por el daño moral.