La propietaria de los perros atados que un grupo de ciclistas localizó el fin de semana junto a la carretera N-332 aseguró ayer a este medio que sus perros «no estaban perdidos ni nada» y que el pasado domingo se escaparon de la parcela donde residen «porque mi hijo cerró mal la puerta al salir».

Pepa Rivero explicó que cuando tuvieron conocimiento de que se habían escapado, avisó a su hijo y junto a unos amigos comenzaron a buscarlos por la zona. Según sus cálculos estuvieron fuera de la casa familiar aproximadamente una hora y media.

En su relato la propietaria comentó que un agricultor vecino «los vio, los ató con lo que tenía a mano y los llevó a casa». Rivero remarcó que los canes «no estuvieron desatendidos ni un solo minuto».

Pero también añadió que los dos perros llevan chip e incluso una placa identificativa «con dos números de teléfono» para que aquellas personas que pudieran localizarlos en caso de pérdida, contacten con ellos.

Adoptados

La propietaria destacó que los dos protagonistas fueron adoptados «en Granada» de la protectora 'Rescatadogs' y que los cogió juntos «porque se cuidan entre ellos». Uno de los canes está sordo y el otro ciego.

Asimismo apuntó que por indicación de la veterinaria los tuvo que castrar y también que rellenó un compromiso por escrito de unas once páginas en el momento en que formalizó el proceso.

Su casa -comentó- está completamente adaptada para que los dos perros, «pueden correr» y estar sueltos, porque según subrayó se niega a «tenerlos atados» y remachó «yo no ato a mis perros». En este sentido, añadió que «no suelen escaparse»precisamente porque el terreno está preparado para evitarlo.

Que estos dos canes forman parte de la familia Rivero no cabe duda y su ama lo demostró al afirmar que duermen «toda la noche en casa conmigo y mi marido» e incluso en la propia cama de la pareja, con otra de las mascotas familiares, un gato.

Además aseguró que los días que la familia no está en la vivienda, acude una persona de confianza a abrir la puerta a los perros para que duerman en el interior de la misma, aunque sus moradores no estén en ella.