Mientras los países se echan las manos a la cabeza en la cumbre del clima de Madrid, el temporal le da un baño de realidad a la Marina Alta. El mar ha devuelto a tierra miles de plásticos. Los tramos del litoral próximos a las desembocaduras de los ríos Gorgos y Girona, en Xàbia y Dénia, están salpicados de plásticos de uso doméstico. Residuos que deberían acabar en contenedores específicos aparecen ahora desperdigados por la costa.

El fuerte oleaje ha vuelto a escupir miles de toallitas húmedas. La franja costera que acumula mayor número de estos residuos sintéticos que se siguen tirando al retrete (incívica costumbre) es el Primer Muntanyar de Xàbia. Las fibras se enredan en las cañas y restos vegetales que el Gorgos ha arrastrado también hasta el mar. Las toallitas, convertidas ya en repelente gurruño, se adhieren a las rocas.

Las toallitas no son biodegradables. Contaminan. Otro residuo que escupen los temporales es el poliestireno expandido (el corcho blanco). En Xàbia, la Cala Blanca vuelve a estar salpicada de estas bolitas. Los expertos ya hace tiempo que advierten de que el poliestireno pone en peligro los ecosistemas marinos. Las especies lo ingieren. Además, las bolitas actúan como diminutas esponjas que absorben contaminantes dañinos para mares y océanos.

Mientras, en la playa de l'Almadrava, que está junto a la desembocadura del río Girona (Dénia y Els Poblets), se puede contemplar ahora toda una colección de plásticos domésticos. Los que más abundan son las botellas. Toda esta basura la ha arrastrado el río al mar. Luego el oleaje la ha sacado a la orilla.

Cuando amaine el temporal, los servicios de limpieza y los voluntarios (los de «Xàbia, te quiero limpia» realizan una gran labor) tienen mucho trabajo por delante. Las olas golpean la conciencia ambiental de la Marina Alta.

Papeleras

Por otra parte, el mirador del cabo de Sant Antoni, en el parque natural del Montgó, es los fines de semana lugar de peregrinación de turistas. El pasado lunes las papeleras estaban a rebosar de residuos. Había latas y plásticos desperdigados por el suelo. Un lugar de tanta belleza natural y paisajística, manchado de incivismo.