Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«Los Merle y Morand hicieron de Dénia una ciudad cosmopolita»

Nicolás Merle desvela en «El mut de Morand» los «claroscuros» de su familia, una de las más poderosas de la burguesía valenciana - La crónica abraza tres siglos

Nicolás Merle junto a su primo, Juan Noguera Merle, marqués de Cáceres, y su compañera de Derecho, Carmelina del Romero.

Los Buddenbrook, de Thomas Mann, es quizá la novela familiar por antonomasia. El autor narra las peripecias de cuatro generaciones de su familia, «estirpe burguesa de renombre centenario». El abogado de Dénia Nicolás Merle abraza en El mut de Morand, la crueldad de su destino tres siglos. Viaja por el frondoso árbol genealógico de los Merle, Morand y Carbonell. Las dos primeras familias son de origen francés y llegaron a Dénia en el siglo XIX, el del esplendor del comercio de la pasa. Emparentaron con los Carbonell cuando Cándida Morand Bordehore (este último apellido también es francés) se casó con Antonio Carbonell Llácer, alcoià y fundador en 1866 en Córdoba de la gran empresa aceitera Carbonell.

Nicolás Merle tiene material de primera. Pero al contrario que Thomas Mann o que García Márquez en Cien años de soledad, otro novelón de familia (los Buendía), en el que también es imprescindible un árbol genealógico para orientarse (Merle ha incluido el de sus antepasados en un anexo), el abogado no se permite ni una licencia literaria. «Todo lo que cuento es verídico», afirma. «La archivera municipal Rosa Seser ha leído el libro y me ha dicho que se nota que soy abogado porque todo está meticulosamente documentado».

La historia, tal y como ocurrió, ya es maravillosamente novelesca. Los Merle y Morand impulsaron el renacimiento de Dénia, una Macondo de la pasa con el pasado glorioso de la Dianium romana y la poderosa taifa de Muyahid y Ali. Estas familias devolvieron el brillo a la ciudad. Llegaron con ideas nuevas, las de la ilustración, y con el nervio de la burguesía comercial. Nada tenía que ver esta oligarquía local y consagrada a obras filantrópicas (fundaron colegios y hospitales) con el cazurro y avieso caciquismo.

«Los Merle y Morand influyeron decisivamente en el espíritu cosmopolita y abierto que hoy tiene Dénia», afirma Nicolás, que recuerda que su amigo Lluís Fornés El Sifoner encontró en Montgenèvre (Altos Alpes) una partida de nacimiento fechada en 1732 de un tal Nicolás Merle.

La naviera Morand y Cía contaba a mediados del XIX con una potente flota comercial de bergantines, goletas, balandras e incluso con un vapor de hélice bautizado «Ciudad de Dénia». Estos barcos transportaban la pasa y el guano de Perú, un abono codiciadísimo en esos años. Mientras, la familia también prosperó en el sector financiero con la Banca Merle, absorbida en 1945 por el Banco de Bilbao.

Pero El mut de Morand es, además de historia, un homenaje. El autor, que acaba de cumplir 72 años, se detiene en el momento en el que nació su padre, Carlos Merle Morand, el mirlo (Merle en francés es mirlo) blanco en el que la familia había depositado todas sus esperanzas. Fue el único hijo de Rosario y Nicolás (abuelos del autor). Nació con el destino escrito: salvar la progenie y salvaguardar el patrimonio familiar. «Cuando vino al mundo, era rubio y de ojos azules. Un querubín. Pero a los ocho meses descubrieron que era sordomudo. Y durante su vida, fue perdiendo la vista hasta quedar ciego».

Sus padres, que ya eran mayores, se afanaron en asignarle preceptores, cambiar los testamentos y nombrar albaceas y administradores. Cuando tenía 30 años, lo casaron con la chica más guapa de Dénia, María Luisa Suay Sobrecases, de 21 años. «Mi madre era de otra condición social», apunta Nicolás Merle. El matrimonio tuvo cuatro hijos, Carlos, Nicolás, Marisa y Rosario.

«Ahora, he considerado que había llegado el momento de reivindicar a mis padres, de rendirles homenaje. Sus circunstancias podían haber sido muy diferentes. Pero se enfrentaron a un destino cruel. Les golpeó la adversidad», afirma el autor. En este punto, es el cariño el sentimiento que late en el escritor. Se siente impelido a hacer justicia con sus padres, dos personas que en la tramoya familiar habían quedado relegadas a un papel secundario. El mut de Morand murió a los 52 años. La madre del autor tiene ahora 96 y disfruta de sus diecisiete nietos y diecinueve bisnietos.

«El libro es un ejercicio de verdad, de desnudar los claroscuros de la famlia. Yo los he afrontado de cara. Sin esconder nada», afirma Nicolás Merle, que presentará la obra el 4 de diciembre en Dénia. Acudirá su primo, Juan Noguera Merle, VIII marqués de Cáceres. La familia de Dénia está también emparentada con el marqués de Dos Aguas.

La historia ahora narrada llega hasta 1977. El abogado la rumió durante tres años. Luego la escritura brotó caudalosa. «En quince días, terminé el libro», confiesa.

«Mi padre, pese a todo, era alegre, muy comunicativo y sociable», recuerda Nicolás, que asegura que su progenitor le enseñó la psicología que luego, al establecerse de joven en Dénia y comenzar a trabajar de abogado especialista en arrendamientos urbanos (se empleó en el despacho del entonces alcalde, Pepe Sastre), le sirvió para conectar con los clientes. Entendía a los vecinos de la Marina Alta al mirarles a los ojos.

Ya es curioso que este abogado no sea nada amigo de pleitos. En su oficio, ha desplegado la misma delicadeza que en la escritura. Su crónica familiar no rehuye nada, pero no hay propósito de saldar cuentas.

Cada página, eso sí, destila amor a Dénia y también a la Marina Alta. Nicolás recuerda los días felices de la infancia en los que escapaba de la férrea disciplina de los colegios de València y traveseaba por las villas de la familia en Dénia y Pego. La historia de los Merle y Morand también es la de esas fincas de magnífica arquitectura burguesa. La obra Arquitectura suburbana en el Marquesat de Dénia, de Javier Bonilla, recorre ese patrimonio solariego.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats