El 17 de noviembre es especial en casa de los Drysdale. Se conmemora el Día Mundial del Prematuro. Las dos pequeñas de la casa, las gemelas «milagro» de Xàbia, nacieron más que prematuras. Arlene, su madre, se puso de parto a las 26 semanas de gestación. Lo normal es dar a luz entre la semana 37 y la 40. Los expertos llaman a los niños que nacen antes de las 28 semanas «prematuros extremos».

Valentina e Isabella, que así se llaman las niñas, vinieron al mundo tan precipitadamente que no dio tiempo a que la ambulancia llegara al hospital. Nacieron en el centro de salud de Xàbia. El parto, gemelar y de riesgo, lo asistieron las pediatras Mónica Bonora y Silvana Pinto y la matrona Ana Vico. Las pediatras acurrucaron en su pecho a las recién nacidas para transmitirles calor. Se subieron en la ambulancia y no se separaron de las niñas hasta que llegaron al hospital de Dénia.

Luego las pequeñas, que nacieron seismesinas y apenas pesaron 700 gramos, permanecieron ingresadas tres meses en el hospital general de Alicante.

Craig y Arlene Drysdale, sus padres, han difundido ahora fotografías de las pequeñas en la incubadora. Quieren agradecer a los médicos todo lo que hicieron por sus niñas, que ahora acaban de cumplir tres años. Las imágenes reflejan la extrema fragilidad de los bebés que nacen prematuros.

«Las miramos ahora y a veces olvidamos que fueron prematuras porque han evolucionado muy bien», reconoce Craig, el padre, que explica que las niñas acuden a la guardería de Gata de Gorgos y aprenden valenciano, castellano e inglés. Comenzarán el colegio el próximo curso y la familia ya ha decidido que las matriculará en el centro público Trenc d'Alba.

El padre afirma que al contemplar las fotografías de las niñas recién nacidas son conscientes del «gran trabajo que realizaron los médicos que las cuidaron». «Todos los días agradecemos todo lo que el personal de la unidad de neonatos del hospital general de Alicante hizo por sacar adelante a nuestras hijas».

Esos primeros meses fueron durísimos para los padres. Realizaban continuos viajes entre Xàbia y Alicante. No querían apartarse ni un momento de sus niñas. A los nervios de los padres primerizos, se sumaban la incertidumbre y el miedo. «Han crecido sanas y son muy felices», afirma Craig. Tres años después, Valentina e Isabella son el ejemplo de que la medicina, la sanidad y el esfuerzo de estos padres son el auténtico milagro.