Las ánforas de la figlina (alfar) de la Rana de Gata y el vino de Dianium viajaron por todo el Mare Nostrum. La factoría de cerámica funcionó durante los siglo I, II y III. Produjo miles de vasijas de uso doméstico y ánforas. Han bastado dos campañas de excavaciones, promovidas por la Universitat d'Alacant y el museo Soler Blasco de Xàbia y en las que colabora el Ayuntamiento de Gata, para sacar a la luz el inmenso y fragmentado legado de este yacimiento. Sí, las cerámicas están hechas añicos. Pero ahora recobran su prístina forma.

La restauradora Mayte Gay ha reconstruido tres piezas: una jarra, un vasija panzuda y de boca estrecha y alargada y un ánfora de vino. Los trabajos de restauración, que han subido a 2.999 euros, los ha costeado la Fundació Cirne de Xàbia.

El director del museo Soler Blasco, Joaquim Bolufer, explicó ayer que las ánforas son los hallazgos «estrella» de este yacimiento. «Se utilizaron para exportar el vino de Dianium por todo el Imperio».

La restauradora detalló el complejo proceso para reconstruir, como si se tratara de un rompecabezas, los trozos de las cerámicas. Primero eliminó las concreciones calcáreas, la suciedad y la oxidación y luego ensambló los fragmentos y realizó lo que se llama «reintegración volumétrica» (colocar estucos allí donde no había trozos).

Bolufer avanzó que el próximo año se hará una nueva excavación en la Rana. De momento, sólo se ha actuado en una superficie pequeña de este potente yacimiento.