Llega la Guardia Civil al Ayuntamiento de Teulada-Moraira y se va derecha al departamento de Urbanismo. Para inquietarse. Al menos, un poco. A la Benemérita la avisó la Policía Local, a quien se dirigió el arquitecto municipal al temer que alguien había irrumpido en su despacho y había robado documentos, algunos «sensibles», de tres armarios. El funcionario halló estos armarios vacíos. Nadie en el departamento le supo aclarar qué había pasado.
Acudió la Guardia Civil. Incluso se planteó avisar a un equipo especializado en huellas digitales. No hizo falta llegar a tanto. Los documentos aparecieron. En bolsas de basura y «semidestruidos». Estaban a punto de ser llevados a un vertedero.
El portavoz del PP, Raúl Llobell, desveló esa inesperada visita de la Guardia Civil en los ruegos y preguntas del último pleno. Preguntó sobre la desaparición de documentos que se guardaban en el despacho del arquitecto municipal. La alcaldesa, Rosa Vila, de Compromís, le contestó que todo estaba ya aclarado y que había sido un malentendido.
El portavoz del gobierno local, Aitor Llobell, incidió ayer en lo mismo. «Fue un error. Una funcionaria del departamento pensó que esos documentos eran antiguos y, de hecho, algunos son de la época del anterior arquitecto municipal, y, dado que necesitaba espacio, los tiró por error. Pero todos están escaneados y no se hubiesen perdido», explicó.
Por tanto, que estas carpetas (algunas contenían informes «sensibles» de expedientes urbanísticos) se volatilizaran obedeció a un exceso de celo en la limpieza de los armarios del despacho del arquitecto. La funcionaria hizo hueco sin preguntar antes al arquitecto municipal si aquellos documentos en papel eran importantes. Al arquitecto le escamó, claro está, encontrar los armarios vacíos.
No obstante, hay funcionarios que, consultados por este diario, opinan que este asunto debería dar lugar a la apertura de un expediente informativo. «Parece evidente que aquí nadie ha actuado con mala fe. Pero se deben seguir los cauces reglamentarios y así disipar cualquier atisbo de sospecha», advirtió uno de estos trabajadores.
Los documentos no han quedado hechos trizas (no se los pasó por la trituradora), pero sí se cortaron con la guillotinas de papel que usan los arquitectos. Para recuperarlos, hay que poner mucho celo (del adhesivo).
