La Cova Tallada de Xàbia, un paraje costero de gran valor natural y paisajísticos (también arqueológico y, de hecho, se está tramitando su declaración como Bien de Interés Cultural), ha empezado a escapar de la masificación turística. Las avalanchas de visitantes de los últimos veranos obligaron a tomar medidas drásticas. El director general del Medio Natural, Antoni Marzo, firmó el pasado 27 de mayo el decreto de regulación de acceso a esta gruta que debe su peculiar morfología (parece que las paredes estén cortadas a cuchillo) a que fue una antigua cantera de piedra tosca de la que se extrajeron sillares para la iglesia gótica de Xàbia y para el castillo de Dénia.

La restricción de acceso (un máximo de 482 personas al día) ha estado en vigor desde el 15 de junio al 30 de septiembre. Ahora el parque natural del Montgó (la Cova Tallada forma parte de este espacio protegido) hace balance. Era obligatorio reservar para visitar la cueva. En estos tres meses y medio, se han contabilizado 24.621 reservas en la web que se activó al efecto (está en la página de internet del Montgó). Cada persona que se inscribía en ese registro telemático podía reservar para cinco visitantes. Por tanto, los excursionistas que han cumplido el requisito han sido muchos más. El tope de reservas se registró en agosto con 10.839.

Con todo, ha habido un pico de turistas que se ha «colado» sin reserva. En la caseta de información que se colocó en el inicio de la senda desde les Rotes de Dénia (es el acceso más habitual), se atendió a 10.249 personas. De estas, la mitad (el 50,9 %) había hecho la reserva. Mientras, el 32,5 % no tenía reserva y volvió sobre sus pasos. Pero el 16,7 % restante no tenía reserva y tampoco dio la vuelta. El vigilante les advirtió de que se exponían a una multa, pero hicieron caso omiso y se dirigieron a la Cova Tallada.

La vigilancia sigue siendo la gran asignatura pendiente. La han realizado esporádicamente la Policía Local de Dénia, la Policía Autonómica y los Agentes Medioambientales. Han puesto varias denuncias y avisaron a numerosos visitantes y empresas de kayak de que les podía caer una sanción.

La limitación de acceso ha frenado la mala racha que llevaba la Cova Tallada. En los anteriores veranos, con la gruta hasta los topes, se sucedían los accidentes y rescates (los bomberos tenían que evacuar día sí y día también en helicóptero a excursionistas). Además, se acumulaban residuos y los expertos constataron daños en ecosistemas tan valiosos y sensibles como el de los vermétidos (pequeños caracoles y moluscos que viven en el mesolitoral).

El tope diario de visitantes que se ha establecido este verano (se han seguido las indicaciones de un estudio de carga) fue de 370 por tierra (por la senda) y 112 por mar (en kayak). En la caseta de información, también se avisaba de que la senda tiene tramos complicados y de que había que llevar calzado adecuado y agua.