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Abandono e intrusos en la estación telegráfica de 1894 del cabo de Sant Antoni de Xàbia

«Okupas» y curiosos se cuelan en el «Semáforo», un edificio que es historia de las comunicaciones marítimas y que pertenece a la Sociedad Estatal de Correos

La valla está rota por el flanco del acantilado y por ahí se cuelan los intrusos. a. p. f.

El Semáforo de Xàbia es un coladero. La valla que cierra esta antigua estación electro-semafórica está rota en el flanco que da al acantilado del cabo de Sant Antoni. Es evidente que la han echado abajo. Y por aquí irrumpen okupas y curiosos. Los intrusos han roto ventanas para entrar en el edificio, construido entre 1892 y 1894 y desde hace años abandonado. También han colocado una escalera de madera que permite acceder al faro, una instalación estratégica y en pleno funcionamiento.

El Semáforo, en cambio, es un edificio fantasma. Pertenece a la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos. El abandono le pasa factura. Es una construcción robusta (el maestro de obras fue el xabienc José Cardona Salines). Pero el tiempo es implacable. Además, ahora se han colado intrusos que han reventado ventanas y han campado a sus anchas por el interior de esta histórica estación que se erigió para enviar señales visuales y de telégrafo a los buques de guerra y mercantes.

Este edificio está junto al faro del cabo de Sant Antoni, encendido en 1855 y que ahora se restaurará. Esas obras las llevará a cabo el ayuntamiento, que creará aquí un centro de interpretación de la reserva marina del cabo de Sant Antoni y de recepción del parque natural del Montgó. El consistorio ha conseguido que la Autoridad Portuaria, que depende del ministerio de Fomento, le ceda al faro, que, eso sí, seguirá funcionando y guiando a los barcos con su señal luminosa (alcanza las 30 millas). El faro lleva 25 años deshabitado. Lo que ahora se rehabilitará y usará como centro medioambiental son las dependencias de la antigua vivienda del farero.

Mientras, no hay ningún proyecto que salve al Semáforo del abandono. La Sociedad de Correos y Telégrafos llegó a firmar un precontrato de arrendamiento con la empresa Museo del Mar del Montgó, S. L., que pidió a Fomento una concesión del faro para convertirlo en hotel. La estación electro-semafórica formaba parte de ese proyecto de transformar estos históricos y singulares edificios en un negocio de alojamiento. El alquiler estaba supeditado a que el empresario lograra la concesión del faro, lo que no ha conseguido. Los vecinos de Xàbia y el ayuntamiento rechazaron que se diera uso privado a estos inmuebles. El faro seguirá dando luz y será centro de interpretación. Pero para el Semáforo no hay, de momento, futuro.

Una de las 6 estaciones electro-semafóricas estratégicas en el litoral

Una comisión mixta de los ministerios de Gobernación, Marina y Ultramar definió en 1871 qué estaciones electro-semafóricas eran «indispensables» para garantizar la seguridad y las comunicaciones del tráfico marítimo. Una de ellas era la del cabo de Sant Antoni, inaugurada en 1894. Las otras cinco que urgía poner en marcha eran las de Tarifa y Cádiz, la del cabo Villano (Costa da Morte, en A Coruña), la del cabo de Peñas (Asturias) y la de Barcelona. El «Semáforo» de Xàbia se construyó junto al faro, encendido en 1855.

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