Los ciudadanos aguardan en la cola y se lo toman con calma. Ven que los dos únicos funcionarios que atienden el Registro Civil de Dénia, que depende del juzgado número 2, no paran. No dan abasto. En julio una compañera cogió la baja. Y la conselleria de Justicia, Interior y Administración Pública no cubre esa plaza. «La gente es muy comprensiva. Entienden que estamos dos personas para atenderlos y hacer todos los trámites», indicaron ayer en el Registro Civil. El trabajo se acumula. Los dos funcionarios prácticamente no pueden ni levantarse para ir al baño. Saben que si uno de ellos se pone enfermo o coge un día libre para acompañar a un familiar al médico, el otro compañero no podrá atender al público y hacer frente a la montaña de expedientes.

El registro es un servicio esencial. Acuden los padres a inscribir a sus hijos recién nacidos, se dan cuenta de las defunciones y se tramitan las peticiones de nacionalidad, que ahora con el Brexit se han disparado (numeroso británicos han iniciado los trámites para lograr la nacionalidad española).

Los dos funcionarios no pueden ni descolgar el teléfono. Abren la ventanilla de atención a los ciudadanos de 9 a 13 horas. Luego se dedican a avanzar expedientes. Trabajan sin pausa. Lo de parar a tomarse un café es una absoluta quimera.

Los funcionarios subrayaron que hay un dato «revelador» de la falta de personal. La plantilla del registro civil, de tres trabajadores, es la misma que en 1992. La población extranjera ha aumentado mucho. Se han incrementado los asuntos que se tramitan en esta oficina pública. Pero la conselleria ni siquiera cubre una baja que se produjo en julio. En cambio, en este mismo Palau de Justícia, los juzgados han pasado de tres a nueve y el personal judicial se ha multiplicado por cinco.