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El perro-zorro de Calp

Detectan en la sierra de Oltà un extraño ejemplar que presenta rasgos de los dos animales

El animal fotografiado por el hombre que paseaba por Oltà. Engels

Está lejos de ser una criatura mitológica, más bien se antoja toda una audaz creación de la genética, una insólita inspiración de la naturaleza. Tan insólita, que lo suyo no tiene nombre. Así que la llamaremos zoperro, porque su aspecto es el de una sorprendente hibridación entre una zorra y un perro. O entre una perra y un zorro (tanto monta, monta tanto).

El animal ha sido visto en Oltà, la sierra que cubre las espaldas de Calp, desde cuya cima se divisa buena parte de la Marina Alta y Baixa y un ancho horizonte mediterráneo. Pero no es en la cumbre donde se ha detectado al zoperro, sino más abajo. No tanto entre la enorme masa boscosa. Más bien en la zona más baja, allá donde ya prolifera esa especie invasora llamada chalé.

Esta historia podría haber comenzado hace un año, el día en que el calpino Pedro García divisó, en este mismo entorno, un animal en la distancia. Le confundió, porque no diferenció si se trataba de un perro o un zorro. Así que esta historia comenzó días atrás, cuando Engels, un alemán residente en la zona, descubrió, en uno de sus paseos, que un (presunto) zorro le seguía (como haría alguna otra vez en lo sucesivo). Esta actitud le extrañó y le comentó el caso a Pedro García, quien, reconoció, en una foto tomada por aquél, el ejemplar que un año atrás no supo identificar.

El animal no sólo no parecía peligroso, sino que más bien se comportaba de un modo inofensivo. Incluso mostraba docilidad y parecía acostumbrado a los humanos.

Pero lo que sorprendió a García fue la extraña anatomía del animal. Nada en él remitía a una especie que hubiera visto nunca. La foto llegó al también calpino Pepe Such, nacido en Oltà, donde ha vivido sus largos setenta años y que también conoce como el cazador que es: «Ese animal no es un perro ni tampoco un zorro». Sin embargo, coincide, sí que se parece a ambos.

Se trata, según consideran García y Such (y ello sugieren las imágenes), de una mezcla de ambos animales, un sorprendente mestizaje, un extraño cruce. Such ya conocía de oídas algún precedente. Entre las amistades que, como él, practican la cinegética, se había comentado que en una ocasión se vio un podenco montar una zorra. E incluso conoce el caso, en Benissa, de un apareamiento entre ambos animales inducido por un hombre, si bien el resultado «fue un animal esquivo como los zorros».

El zoperro de Calp «tiene las patas demasiado largas para ser un zorro, y el tronco tampoco es el de este animal», opinan ambos, quienes consideran que estas características, así como la cabeza y el aspecto general, es también el de un podenco. Lo más llamativo es la cola, que lejos de ser corta y curva como la de estos perros, es larga y exuberante en su pelaje. Como la de los zorros. O algo menos abundante, quizá. Incluso hasta el extremo del rabo es blanco, como el zorruno. Asimismo, el pelaje en general, pardo y blanco, presenta una distribución que recuerda al género vulpes vulpes.

El zoperro se ha dejado ver por más gente. Así, un vecino de Such llegó a tomarle una segunda imagen desde su casa, ya de noche, el pasado sábado. El ejemplar parece alimentarse, como otros tantos animales silvestres o domésticos abandonados, de restos alimenticios dejados por las personas.

Se da la circunstancia de que en Oltà hay zorros («cada vez menos, pero los hay», asegura Such). Y de que el podenco (como su primo hermano el galgo), por sus cualidades, es uno de los perros que más acompañan a los cazadores. Así las cosas, todo hace suponer que el zoperro de Calp es el inusual desenlace del agreste encuentro (seguido de una salvaje pasión) entre un can y una raposa. O entre un raposo y una can.

Por lo demás, el veterano cazador calpino también sospecha que el zoperro no ha tenido la sierra calpina ni la naturaleza como único hábitat. El ejemplar no presenta ni la actitud de un perro asilvestrado ni el instinto salvaje de un zorro. Por su mansedumbre (y por el precedente conocido en Benissa), Such considera que «puede haber sido cuidado por personas y luego abandonado por aquí, posiblemente lejos de donde estaba».

El primer ejemplar vivo de un mestizaje

El primer ejemplar vivo de un mestizajeA pesar de los casos de apareamiento y cruce referidos por Such, la hibridación entre perros y zorros no parece un hecho demasiado común. Y el ejemplar de Calp podría tratarse del primero hallado con vida. De hecho, el cruce entre ambas especies se descubrió oficialmente en Croacia, y fue presentado en 2015 en la revista Open Science. Al contrario que en el caso de Calp, el caso, investigado por científicos croatas e italianos, arrancó con el hallazgo de unos cadáveres que presentaban rasgos de ambas especies.

Dichos restos fueron analizados en un laboratorio y constatados mediante pruebas cromosómicas y de ADN. El examen confirmó que los animales eran descendientes de zorros hembra y perros domésticos machos. Hasta entonces, se tenía constancia del mestizaje entre perros y coyotes y lobos, pero no, oficialmente, entre perros y zorros. El zoperro de Calp no quiere ser sólo una leyenda local y aspira a ser un referente científico.

Joanet, precedente de leyenda

Joanet, precedente de leyendaOltà cuenta con el honor de haber registrado ya un caso de transformación biológica, aunque sea en el terreno de la ficción. Cuenta una antigua leyenda (recogida en «Llegendes del sud» por Joan Borja. Ed. Bullent) que el niño Joanet que vivía en una cabaña de Oltà, con su abuelo, divisó en la bahía embarcaciones piratas berberiscas, cuyos tripulantes estaban secuestrando a calpinos, entre ellos, sus padres. Imploró ayuda al patrón de Calp, el Crist de la Suor, quien le otorgó el don de transformarse en animales. Así, convertido en lubina, llegó hasta las naves; encarnado en gato cerval eliminó a los centinelas, y finalmente, como carcoma, devoró madera para lograr la libertad de sus convecinos.

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