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Una oficina de turismo en Dénia que es un horno y tapa el castillo

El edificio, inaugurado en 2011, cierra a partir de las 13.30 horas al no cumplir la normativa de riesgos laborales ya que dentro el calor es «insoportable»

El edificio entorpece la visión de la torre del Consell y esconde el túnel del castillo. a. p. f.

El alcalde de Dénia, Vicent Grimalt, del PSPV, abrió ayer un debate que hasta ahora era un runrún. La Plaça del Consell se remodeló en 2010 y 2011. Gobernaba el PP, que había moldeado a su gusto los proyectos de «Dénia Futur», un plan para transformar la ciudad con obras que subían a 4,2 millones de euros y que financiaba al 70 % la Unión Europea. En la plaza, que cuenta con escalones a distinto nivel que debían hacer la función de graderíos, se levantaron dos edificios. Uno de ellos, de dos alturas y en cuya planta baja se abrió una oficina de turismo, tapa ostensiblemente la visión del castillo y de su torre del Consell, que es del siglo XV. Además, esconde otro monumento esencial en la historia de Dénia, el túnel del castillo, perforado en 1937 para que los vecinos se refugiaran de los terribles bombardeos de la Guerra Civil (la aviación franquista mató en Dénia a 32 civiles).

El proyecto de «Dénia Futur» está ahora en el «candelero» (palabra utilizada por Grimalt). El ayuntamiento debe devolver 315.000 euros cuyo gasto no se justificó. El PP ha querido atizar al actual gobierno socialista, que ha presentado un recurso para intentar salvar ese dinero. El edil de Hacienda, Paco Roselló, sostuvo ayer que la reclamación por parte del Estado de ese cantidad podría haber prescrito.

Grimalt recordó, además, que los fondos europeos Feder para «Dénia Futur» los consiguió el gobierno de la alcaldesa socialista Paqui Viciano, pero luego los gestionó el gobierno del PP de Ana Kringe. Los populares renunciaron a algunas obras y otras, como la de reurbanización de la Plaça del Consell, las rediseñaron.

El «nuevo» proyecto para esta plaza incluyó ese edificio de dos plantas que entorpece la visión del castillo. Grimalt reveló ayer que, además, es un horno. «En verano tiene que cerrar por las tardes porque el calor es insoportable», dijo el alcalde, que advirtió que un informe de riesgos laborales constató que la temperatura superaba lo recomendable. La oficina baja, de hecho, la persiana a las 13.30 horas. Hasta octubre no abrirá por las tardes.

El munícipe subrayó que también se incumple el compromiso que se adoptó al presentar el proyecto en Europa. Esta construcción debía contar con «una envolvente» que garantizara el «bienestar térmico». Avanzó que el próximo año el ayuntamiento tendrá que gastarse 100.000 euros en acondicionar el edificio y que corra el aire.

El alcalde también apuntó la pega de que le resta aforo a una plaza que, según dijo, es «peligrosa» por los escalones a distinto nivel. El pavimento es oscuro y por la noche los peldaños, algunos de medio metro, no se ven.

Grimalt no descartó que este edificio rectangular se termine derribando. La piqueta daría aire a la plaza y al castillo.

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