El botellón que se monta en el aparcamiento público que está en frente de una conocida discoteca de Xàbia causa estragos en la convivencia ciudadana (los vecinos están que trinan) y también en el medio ambiente. Los servicios de limpieza se afanan en limpiar la alfombra de botellas y plásticos que queda tras la farra en la vía pública. Pero el aparcamiento está junto al cauce del río Gorgos y numerosos residuos acaban allí abajo.

La basura se ha acumulado en un extremo del lecho. Los jóvenes del botellón arrojan al río los desperdicios de su fiesta y ahora que hay avisos de lluvias torrenciales existe el peligro de que el río baje con agua y esos plásticos acaben en el mar, que «es el morir». Eso diría el poeta, pero en este caso no tiene nada de metáfora. Las bolsas son «el morir» de la fauna marina. Este verano ya se ha dado más de un caso de tortugas atrapadas en residuos. También los pueden ingerir y asfixiarse.

Los jóvenes del botellón también han roto varios tramos de la barandilla de madera que se asoma al río.