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Un gran barrio flotante en Xàbia

Más de 200 embarcaciones «invaden» la Cala Blanca y la Sardinera, el tramo litoral de la Comunitat que soporta más presión de la náutica de recreo

La presión náutica alcanza ahora su clímax en un litoral, el de la Sardinera y la Cala Blanca, que es el de más fondeos de la Comunitat. a. p. f.

Un barrio flotante. Y populoso. Desde la costa se escucha la gritería y la música. Más de 200 embarcaciones «invadían» ayer el litoral de la Cala Blanca y la Sardinera de Xàbia. La imagen se repite en agosto. La náutica de recreo tiene querencia por esta tranquila ensenada. Esta forma de hacer turismo va a más. La cantidad de barcas de ayer delata que cada verano hay más «navegantes». Pero navegar, no navegan mucho. Se quedan en estas tranquilas aguas y practican la «germanor» náutica. Ayer se veían hasta siete embarcaciones abarloadas (unas junto a otras).

La fotografía de ayer también revela que entre estos marinos anida la conciencia medioambiental. Se enganchan a las 70 boyas ecológicas de amarre (evitan que se arroje el ancla sobre la posidonia oceánica). Las boyas se quedan cortas. Pero las pequeñas embarcaciones las comparten. Además, si no encuentran libre uno de estos amarres, suelen buscar un fondo donde no hay pradera de posidonia para tirar el ancla.

Con todo, esa enorme presión náutica tiene que pasar a la fuerza factura a un litoral de enorme belleza y de extrema fragilidad. La Fundación Oceanogràfic, en el 'Projecte Xàbia', ya detectó que en esta costa la riqueza de los fondos marinos sufre un «retroceso». Mientras que la conservación de la pradera de posidonia recibe en el resto del litoral xabienc la nota de «muy buena», aquí se queda en «buena». Tanta barca, con alborozadas tripulaciones que saltan de cubierta en cubierta, debe dejar a la fuerza huella.

Fiesta náutica

En cualquier caso, la Cala Blanca y la Sardinera, que en estos días (sobre todo este puente festivo) alcanza el clímax de fondeos, es el tramo costero que más presión náutica sufre en toda la Comunitat Valenciana. Ahora alcanza la dimensión de barrio flotante. Los amigos de urbanización y los vecinos de los chalés quedan en el mar a comer y pasar el día.

Al abrigo del Cap Prim, las barcas se abarloan. Tras un inicio de semana de temporal, el mar es ahora un espejo. A media mañana, hay toque de corneta y toda esta flotilla de embarcaciones (son de pequeñas y medianas esloras) pone rumbo a la costa de Xàbia. Hay una cierta sensación de atasco marino. Cuando empieza a oscurecer, ese barrio flotante se deshace. Las barcas vuelven a sus puertos. Acaba un día de mar y parranda náutica.

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