Los trabajos de rehabilitación del castillo de Dénia plantean el reto de las capas de la cebolla. La historia se superpone. La última capa es la de los bancales de uva moscatel (Dénia fue la capital mundial de la pasa). Pero debajo hay estratos renacentistas, medievales y andalusíes. La primera fortaleza data del siglo X. Pero aquí se han hallado cerámicas áticas del siglo V antes de nuestra era. El castillo tiene, por tanto, muchas capas. Todas deben salir a la luz. Ninguna solaparse.
Y ese es el desafío de las nuevas obras que ahora se han iniciado en el Verger Alt y el baluarte oriental. Los directores de los proyectos, Elisa Moliner y Julián Esteban, así como el arqueólogo municipal, Josep A. Gisbert, insistieron en esa densidad histórica que tiene el castillo de Dénia. Gisbert explicó que este baluarte está coronado con almenas de traza nazarí. Son del siglo XIV. Pero los cimientos del lienzo están datados en el X. Mientras, la Porta del Mig, que está en el ámbito de la restauración pero ahora no se tocará, se abrió en el siglo XI. El Portal de Ferro, que se recupera en esta rehabilitación, aprovecha ese mismo acceso desde el puerto de Dénia y es renacentista. «Hay 800 años entre un elemento y otro», precisó Gisbert, que recalcó que el «reto» es transmitir a los visitantes todos esos estratos que tiene el castillo.
Estas obras permitirán abrir al público el Verger Alt (Felipe III encargó que se creará aquí un esplendoroso jardín botánico) y el adarve del baluarte (se hará seguro con una barandilla).
Julián Esteban subrayó la importancia de restaurar el Portal de Ferro. Se recuperarán las jambas y el dintel. Y la fortaleza rescatará su histórica conexión con el puerto. Mientras, Elisa Moliner advirtió de que las excavaciones arqueológicas que ahora se realizarán puedan deparar sorpresas y descubrir arquitecturas desconocidas. Aflorarán las casas de la antigua medina islámica. Eso seguro. Estos trabajos también liberarán de pinos este flanco del castillo. Ocultan las estructuras.
