Armarios en la Plaça del Poble, 70.000 servilletas para borrar prejuicios y bares comprometidos con la lucha contra la discriminación sexual. Jesús Pobre («Jesús Power», como ya lo han rebautizado los vecinos más modernillos) es otro mundo. La tolerancia se respira en la calle y en los bares. Su alcalde, Javier Scotto, del PSPV, presentó ayer la campaña «que no quede nadie en el armario». La junta vecinal ha sacado a la calle los armarios. Se suma así a la celebración este viernes del Día del Orgullo LGTBI. Los vecinos pintarán con tizas frases de respeto y tolerancia. Mientras, los bares (Pedro, Rosita, la Tasca, Llebeig y el Sequer) se han declarado espacios libres de discriminación sexual.