Alcalalí se revuelve contra el plan de erradicación con el que la Unión Europea y la conselleria de Agricultura tratan de poner freno (sin éxito hasta ahora) al avance de la Xylella fastidiosa en comarcas como la de la Marina Alta. El ayuntamiento, gobernado ahora con mayoría absoluta por Compromís, se alinea sin titubeos con los agricultores y los vecinos. Exige que se desista de seguir triturando almendros sanos. Ya se han talado miles de árboles que estaban en el radio de cien metros de un positivo.

La alcaldesa, Maribel Molina, y sus ediles mantuvieron el miércoles en el edificio municipal de l'Almàssera una reunión con los labradores. Los representantes municipales palparon «la frustración y malestar» de los vecinos. En una nota difundida ayer por el consistorio, se indicó que en esa reunión se acordó por unanimidad pedir una reunión a la consellera de Agricultura, ahora Mireia Mollà, de Compromís, y reclamarle que paralice la tala de almendros sanos y «se aplique de forma inmediata un plan de contención y alternativas de cultivos viables para sustituir las plantaciones que han sido destruidas».

En esa reunión, también se decidió hacer piña con los municipios de la Marina Alta afectados por la plaga de la Xylella Fastidiosa y crear «una red comarcal de colaboración y cooperación para impedir que se arranquen más almendros sanos».

En Alcalalí, se han detectado 59 parcelas infectadas por la bacteria y 129 parcelas más afectadas (están en el radio de 100 metros).

El ayuntamiento y los vecinos apelan a que este cultivo de secano trasciende la dimensión agrícola. Es un recurso paisajístico y una seña de identidad. Los vecinos han mantenido sus campos de almendros. Han custodiado un territorio de gran valor natural. Ahora Alcalalí ha convertido estos cultivos en atractivo turístico. Organiza en febrero Feslalí, Alcalalí en flor, un festival que coincide con la espectacular floración de los almendros. Más de cien mil personas participaron en la última edición.