Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un maná en forma de fruta púrpura

La campaña de cerezas genera más de 4.000 puestos de trabajo en la provincia y supone un alivio de tres meses para las zonas rurales

La cereza es uno de los cultivos más extendidos en comarcas como El Comtat, l'Alcoià, la Marina Alta y el Vinalopó, y es justo en esta época cuando la campaña de recolección se encuentra en plena ebullición. Bajo el amparo de la denominación de Origen Cerezas Montaña de Alicante, esta delicada fruta de característico color rojo ha podido abrirse camino, debido a su calidad, tanto en los mercados nacionales como internacionales. Pero más allá de la actividad comercial y del volumen económico que genera, la cereza se ha convertido en una especie de maná para el empleo, sobre todo si se tiene en cuenta que la mayor parte de los campos se encuentran situados en zonas rurales, donde los puestos de trabajo escasean.

El presidente de la denominación de origen, Hilario Calabuig, destaca que «no tenemos datos concretos, pero calculamos que en una campaña, dependiendo de la cosecha, se pueden generar más de 4.000 empleos entre la mano de obra dedicada a la recolección en el campo y la que está en cooperativas y almacenes trabajando en la selección y envasado de la fruta».

Para las pequeñas poblaciones que configuran el mundo rural «es una bocanada de aire fresco, porque la gente que habitualmente no tiene empleo puede dedicarse a esta actividad. También para los que trabajan como temporeros, muchos de ellos extranjeros, que van pasando de un producto agrícola a otro».

La lástima, destaca Calabuig, es que la temporada sea tan corta, de entre dos y tres meses, «pero luego hay otras campañas que también afectan a los pueblos, como las de la almendra o la oliva. Entre unas cosas y otras la gente que se dedica a esto puede sacarse un jornal».

Bosco Busdar es uno de los ejemplos de extranjeros que están trabajando en el sector. «En Bulgaria, mi país, no hay empleo, y para mí y los compañeros que me acompañan la cereza es una oportunidad. Además, el trabajo me gusta», señala.

María Amparo Llorens trabaja todos los años en la cooperativa de Planes, y destaca que «esta campaña le viene muy bien al pueblo, porque aquí no hay nada en lo que trabajar. Muchos van de la cereza a la oliva, y con eso van tirando».

Aunque no todas las temporadas son igual de buenas. José Luis Ferrándiz, agricultor, indica que «este año hay poca cosecha y no he cogido a gente porque me he podido apañar para la recolección yo sólo».

Los cambios en las temperaturas reducen la cosecha

Las oscilaciones de temperatura de las últimas semanas han propiciado una fuerte reducción de la cosecha de cerezas en la provincia. Según explica el presidente de la denominación de origen, Hilario Calabuig, «la floración eclosionó con fuerza, pero luego llegaron los fríos y eso no le ha sentado bien al cultivo. Calculamos que tendremos una media cosecha, lo cual supone de 2 a 2,5 millones de kilos». Los precios, eso sí, están acompañando.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats