La iglesia parroquial de Altea ha sido escenario este sábado de un concierto de lujo. Noventa voces y medio centenar de músicos han ofrecido a las siete de la tarde la audición del "Réquiem" de Frigyes Hidas, como pieza principal; además de la marcha de procesión "Cristo Altea 2004", de Bernardo Adam Ferrero, que abrió el concierto; y el "Himne a la Mare de Déu del Consol", de José Abellán (letra) y Jaume F. Ripoll (música), que lo clausuró.

Como si fuese el día del Cristo en las fiestas patronales de Altea, el templo se llenó con más de 500 personas para asistir a este evento musical, único en la historia de esta iglesia que acabó de construirse en 1910 y a la que en 1982 ya se le restauraron sus conocidas cúpulas azules y los tejados. Ahora se ha iniciado una segunda restauración, que se hará en tres fases, por el deterioro de la parte superior del altar y la techumbre a causa de las filtraciones de agua cuando llueve. El concierto lo organizó la Sociedad Filarmónica Alteanense (SFA) para colaborar en los costes de dicha restauración, y al final del concierto los asistentes donaron la voluntad.

Para preparar dicho concierto ha habido un duro trabajo de tres meses. No en vano, el director de la banda sinfónica de la Filarmónica Alteanense, Jaume F. Ripoll Martins, ha tenido que trabajar estrechamente con los responsables del coro de la SFA, del coro parroquial y de la Camerata Ars Cantica de Benidorm que han colaborado altruistamente.

El "Requiem" de Hidas es una obra que dura una hora sin descansos. Jaume F. Ripoll explicó antes del concierto que es una obra "compuesta expresamente para banda y coro, algo inhabitual dado que este tipo de obras suelen escribirse para orquesta y coro, pues el sonido de una banda puede solapar al del coro, pero no es este el caso donde las voces son las auténticas protagonistas". Además de la banda y el coro, actuaron como solistas la soprano Pepi Romo, la mezzosoprano Rosemary L. Jukic, el tenor José Manuel Delicado, y el barítono Xavier Galán.