Cuatro jaulas. La primera perrera que empezó a gestionar la protectora de animales de Xàbia Apasa hace 20 años era minúscula. En ese momento, era difícil presagiar que la protectora llegaría a recoger en un año 700 perros. Ahora, por suerte, hay más concienciación y ni se escapan ni se abandonan tantos canes. Pero Apasa recogió el pasado año 480 perros, de los que 400 se devolvieron a sus dueños. Los otros 80, dejados a su suerte por sus propietarios, se quedaron en la perrera a la espera de que alguien los adoptara. Y las adopciones no son pocas. En 2018, 125 canes encontraron un nuevo dueño.

La protectora, que cuenta con 400 voluntarios de decenas de nacionalidades (son mayoritariamente, eso sí, residentes extranjeros), está de aniversario. Y ayer el alcalde, José Chulvi, recibió a sus responsables en el ayuntamiento. La actual presidenta, Mandy Conway, destacó que en estos 20 años han pasado por la perrera unos 11.000 perros. Subrayó que Apasa fue pionera en la política de «cero sacrificios». Sólo se sacrifica a un animal cuando sufre una enfermedad incurable.

La protectora ha realizado una gran labor de concienciación. El alcalde subrayó que ha sido clave «en la sensibilización social que tenemos hoy en favor del respeto a los animales y de la tenencia responsable».

Ahora en la perrera hay 170 canes. Una asignatura pendiente es lograr la declaración de núcleo zoológico. Allí trabajan con contrato 6 personas. Unos 60 perros son podencos, lo que revela que los canes de esta raza de caza son de los que más se extravían y abandonan. La protectora entrega perros en adopción en Xàbia y la comarca y traspasa fronteras. También los acogen en hogares de distintos países de Europa.