La fiebre de los adoquines ha terminado con la terapia de choque de arrancar ese pavimento y sustituirlo por asfalto (habitualmente impreso; recrea el dibujo del adoquín, pero todo es trampantojo). En Calp, la empresa MOA, Mediterráneo de Obras y Asfalto, que se ha quedado las obras de cambiar el firme de las céntricas avenidas Gabriel Miró e Ifach y de la calle La Niña, ya se ha puesto manos a la obra. Ha arrancado los adoquines de un primer tramo de unos 150 metros de Gabriel Miró. Es precisamente aquí donde, cuando llovía con intensidad, el pavimento más saltaba y se formaban socavones. En una avenida como ésta, que tiene una fuerte pendiente, el adoquinado se reveló en seguida como una solución pésima.

Pero antes que Calp ya arrancó el pavimento de adoquín Ondara. Y Xàbia, que lo tiene en sus rondas, también tarde o temprano hará lo mismo. Las piezas saltan. El paso constante de coches termina deteriora ese pavimento.

A estos tres municipios les dio por los mismos años por colocar en calles abiertas al tráfico adoquines. En Calp, fue en 2011. Esta obra de mejora de la estética urbana formaba parte del Plan de Acción Comercial que financió la Unión Europea (UE). Y no tardó en dar problemas. Pero las condiciones de la UE eran estrictas. Había que esperar cinco años para cambiar el firme. Las actuales obras deben acabarse en tres meses. La empresa ha colocado un gran vallado para garantizar la seguridad de los peatones. En la calzada, las máquinas arrancan sin piedad los adoquines. Salen de una pieza.