Apaleado, sin cobrar y, encima, víctima de un robo. Así acabó el último trayecto que realizó en la noche de Reyes un taxista de la ciudad que sufrió una brutal paliza a manos de un cliente que se negó a pagar los apenas siete euros que costó la carrera desde la parada de taxis de Mariano Antón, en el centro de la ciudad, hasta la calle Olmo, en el barrio de Los Palmerales. «Me dieron tantas patadas que ya no me podía ni mover, solo pensé en protegerme la cara, para evitar un mal golpe». Así recordaba ayer el taxista, que prefiere no dar sus datos, la agresión. «Recogí al chaval, que tendría entre 25 y 30 años en el centro, y me pidió que lo llevara a Los Palmerales. No me especificó dónde, me dijo que me indicaría», asegura. Así llegó hasta la calle Olmo. Lo que no esperaba es que, una vez finalizada la carrera, el cliente manifestara que no llevaba dinero, y que no le podía pagar.

«Me dijo que iba a casa de su novia, que subía al piso, le pedía el dinero y me pagaba. Le dije que no, porque ya nos conocemos la maniobra y no iba a volver. Que me dejara el móvil como seña, y yo le esperaba hasta que volviera con el dinero», añade. Se negó y dijo que llamaría a su novia para que bajara con el dinero. «Por el tono de la conversación, intuí que la persona a la que llamó, no iba a venir con el dinero, y cuando colgó, le dije que fuéramos a la Policía y, aunque yo me iba a quedar sin cobrar igual, al menos quedaría constancia de que no me había pagado». Fue entonces cuando el joven sacó su lado más violento, cogió el «Autocad» (el dispositivo móvil que llevan los taxistas para gestionar los trayectos o atender las peticiones por la app móvil»), y empezó a darle con él en la cabeza.

La agresión no acabó ahí. El taxista, según denuncia, bajó del vehículo, pensando que se llevaba este aparato, y el joven se le encaró y «empezó como a boxearme. Solo pude decirle que qué hacía, que no eran formas. Intenté defenderme dándole una patada en la barriga, pero me cogió la pierna y me tiró al suelo. Al cogerme me hizo un desgarro, voy cojeando y apenas me puedo mover. Me tiró al suelo, y empezó a darme patadas», relata.

En mitad de la paliza, apareció otro hombre, amigo del presunto agresor, y lejos de contribuir a calmar la situación, se sumó a la lluvia de patadas que su amigo le estaba propinando al taxista. En mitad de todo eso, el cliente que se negó a pagarle también le sustrajo unas alianzas de su anterior matrimonio, que portaba al cuello como recuerdo, ya que su mujer falleció, y dos medallas, aunque «al final eso es lo de menos, porque son cosas materiales aunque con valor sentimental», pero lo que no se le olvida a este taxista es la paliza que recibió por «algo tan simple como querer cobrar tu trabajo, del que come mi familia».

Comisaría

Tras el incidente, acudió al Hospital General de Elche, para obtener el parte de lesiones con el que formular la pertinente denuncia ante la Policía Nacional. Ahora, está a la espera de que los agentes le requieran para identificar al agresor. «Recuerdo perfectamente su cara, la llevo grabada a fuego, es algo que no se me va a olvidar».