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Un guiño a Gaudí en la «nueva» lonja de Dénia

Las baldosas que recrean las escamas de los peces las ha realizado de forma artesanal el taller Ceràmica Cumella, que restauró el Parque Güell y la Casa Batlló

El pavimento y la cubierta transparente son los dos elementos más singulares de la rehabilitación. a. p. f.

La gran arquitectura ha rescatado un edificio lúgubre y de aire fabril que, eso sí, forma parte de la historia marinera de Dénia. Construida en 1944, la lonja se ha transformado sin perder su esencia (acaso la ha aquilatado). La rehabilitación se inició en junio de 2017. Era urgente salvar el edificio de la ruina, y también desmontar la cubierta de uralita (el peligroso amianto). Ahora se palpa la tradición pesquera pero reinterpretada a través de la arquitectura, un arte que hace de la necesidad virtud. En este caso, el techo de uralita y el piso de cemento han dejado paso a dos soluciones técnicas brillantes.

La consellera de Obras Públicas, María José Salvador, visitó ayer la rehabilitada lonja y destacó la «magnífica labor» de los arquitectos. Las obras, realizadas por la empresa Binaria, han subido a 850.000 euros. Los ha pagada el Consell a través del Plan Confianza.

La arquitecta Beatriz García Morales, del estudio QBarquitectos, explicó que el reto era recrear la «atmósfera» marinera del edificio. El lenguaje arquitectónico funciona como metáfora. El suelo está ahora pavimentado con baldosas de cerámica de distintas tonalidades de azul. «Evoca las cajas de los pescadores, el mar y las escamas de los peces», explicó la arquitecta.

Además, ese piso cerámico es todo un guiño al gran arquitecto Antoni Gaudí. El genio modernista reivindicó la artesanía, la tradición y la inspiración orgánica (en este caso, las escamas). Estas baldosas las ha realizado artesanalmente Ceràmica Cumella, un histórico taller de Barcelona que es un referente en la rehabilitación del patrimonio arquitectónico. No en vano ha restaurado el trencadís de dos grandes obras de Gaudí, el Parque Güell y la Casa Batlló.

Y el otro logro arquitectónico está en el armazón de la cubierta. Los tirantes de madera soportan un tejado de cristal, transparente. Una celosía de metal tamiza la luz. Beatriz García Morales indicó que ha buscado reproducir la sensación de los marineros cuando miran el cielo a través de la redes de pesca.

Mientras, las paredes interiores de ladrillo vista, que mantienen las imperfecciones, recuerdan el uso antiguo de la lonja, una nave en la que funcionaba la fábrica de hielo y se subastaba el pescado.

Ahora, claro está, la función será muy distinta. Acogerá un museo del mar y un espacio de atención turística. «Está en un lugar por el que pasa mucha gente. Este edificio define la nueva relación de la ciudad y el puerto», destacó la consellera.

La nueva lonja se ha convertido en un hito arquitectónico. A un lado, los ventanales miran al muelle y al mar y, al otro, a la ciudad. El edificio conectará esos dos mundos.

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