No hace muchos años los propietarios de apartamentos en la Muralla Roja, el icónico edificio diseñado por Ricardo Bofill en Calp, echaban de menos las comodidades de las nuevas urbanizaciones. Vivían en un espacio laberíntico y con barreras arquitectónicas. No es el sumun del confort. Ahora no cambian su vivienda por nada. Es un tesoro. Las grandes compañías de publicidad han descubierto la Muralla Roja y día sí y día también ruedan aquí anuncios de lujo. Los vecinos se han blindado contra los curiosos. Sí les viene bien que la comunidad de propietarios haga caja con los ingresos que deja el alquiler para los «spots». Antes había que hacer una derrama para pintar un edificio que tiene una llamativa y compleja paleta cromática (distintas tonalidades de rojos y azules). Ahora ese gasto se paga de sobra con lo que entra de los anuncios. Los equipos de rodaje son numerosos. Paran a comer. Y se suele montar en el jardín de la Muralla Roja un «catering». Salta a la vista que las compañías que eligen esta peculiar construcción no se andan con estrecheces. Eso sí, los contratos de alquiler incluyen una cláusura de obligado cumplimiento para todos los vecinos. No se pueden ir de la lengua. La confidencialidad de las marcas que preparan aquí sus campañas publicitarias es esencial.

Ese uso de escenario de anuncios de lujo no lo llegó a barruntar Ricardo Bofill cuando dejó su impronta de gran arquitecto en el litoral de la Manzanera de Calp. Quizás sí imaginase el uso experimental que se le da a otra de sus obras, el Club Social. Está abandonado (el ayuntamiento pretende rehabilitarlo y ya tiene el permiso de la Dirección General de Costas) y en ruinas. Los estudiantes que hacen sus pinitos audiovisuales no pueden colarse en la Muralla Roja (vallada y con carteles que advierten de que entrar sin permiso es delito de allanamiento de morada). Se bajan al Club Social y realizan con toda libertad sus prácticas. Icónico también es un rato. Y tiene el encanto de la decadencia y la ruina. Los artistas del grafiti también han pintado aquí en estos últimos meses murales. Este edificio es el hermano pobre. Pero inspira.