Scott Gordon es otra persona. «El doctor Cavadas me ha devuelto la ilusión. Estaba hundido. Me ha dicho que la operación ha salido bien y que está convencido de que me recuperaré». Este residente de Xàbia volvió ayer a casa. La pasada semana el doctor Pedro Cavadas, el cirujano milagro, le reconstruyó el fémur de la pierna izquierda que, tras cuatro operaciones anteriores, no le soldaba. Scott se ayudaba de unas muletas para caminar y ya temía que nunca podría volver a andar con normalidad.

Desde aquel fatídico 7 de mayo de 2017, en el que una conductora ebria y drogada arrolló en la N-332 en Oliva a su grupetta ciclista (fallecieron tres de sus compañeros y él y Andrés Contreras quedaron gravemente heridos), Scott lleva once operaciones. Los médicos tenían que volver a intervenirle el fémur. «En el hospital de Dénia me salvaron la vida y me han tratado muy bien. Pero tenía que buscar una segunda opinión. Quería que me operara Cavadas, porque es el mejor cirujano».

Conseguir que le dieran cita en la Unidad de Microcirugía y Cirugía Reconstructiva del hospital de Manises fue complicado. Pero Scott perseveró. «No mejoraba de la pierna. Sufría infecciones y cada vez la tenía más deteriorada. Me preocupaba que la piel estuviera ya de color rosa». La primera consulta con el cirujano valenciano ya le insufló «fuerza y energía». «Me dijo que todo iba a salir bien y que la probabilidad de éxito de la operación era del 99,9 %».

Compleja técnica quirúrgica

Y la pasada semana entró de nuevo en un quirófano, esta vez en el hospital de Manises. La intervenció duró siete horas. Fue compleja. El cirujano empleó la técnica quirúrgica del injerto de peroné vascularizado. Le extrajo al paciente tejidos y cartílagos de la pierna sana (del peroné) y los injertó en el fémur dañado. «Cavadas me explicó la operación y parecía fácil, pero no lo es. Le escuchaba con la boca abierta», indicó Scott, que el próximo lunes volverá al hospital de Manises para que el cirujano compruebe cómo va la cicatrización y le quite las grapas y los puntos.

«Estoy feliz por el resultado de la operación. Ahora debo guardar reposo». El doctor también le corregirá otra secuela que le ha quedado en esa pierna izquierda. Ahora la tiene seis centímetros más corta que la derecha. «Ese será el siguiente paso. También soy optimista».

Scott, al igual que Andrés Contreras, tratan de ir recuperando dinámicas de su vida de antes del accidente. Es difícil. Perdieron a tres compañeros, uno de ellos el padre de Andrés. Y saben que todavía tardarán en restablecerse del todo, y es más que probable que les queden secuelas (a Andrés le han diagnosticado ahora una epilepsia focal).

«Pero ahora sí soy más positivo. Volveré a hacer ciclismo, que es un deporte que me apasiona, y a trabajar en la plataforma petrolífera», afirma Scott, para quien ponerse en manos del doctor Pedro Cavadas también ha significado escapar de la espiral de depresión en la que había entrado.