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La foto de Calp que cobró vida propia

Una instantánea de siete jóvenes calpinas de los años 50, que ya apareció en una serie de TVE, es ahora portada de «Las Sinsombrero 2. Ocultas e impecables», un libro que recoge la vida de artistas e intelectuales

La portada del libro, la imagen original y un fotograma de la serie.

Esta es la insólita historia de una fotografía que alguien tomó a mediados del siglo XX. Es, por tanto, una fotografía en blanco y negro para una historia en absoluto gris.

De hecho, es una imagen bien alegre. Tanto como se muestran las siete jovencitas que posan ante la cámara con francas sonrisas y desenfadado ademán. No es para menos. La instantánea fue captada en Calp, entonces un pintoresco (y humilde) pueblecito de 1.970 habitantes, a la orilla del mar y a la vera del Penyal d'Ifac, que repartía sus oficios entre pescadores y campesinos, sin sospechar la vorágine turística a la que se dirigía. Y también a un inédito bienestar económico.

Para más inri de alegrías, la foto de esta historia fue tomada un 22 de octubre, el día grande de las fiestas del «poble», en honor al patrón, el Santíssim Crist de la Suor.

La estampa descansó durante décadas en portarretratos, en álbumes o en el fondo de cajones de las protagonistas. Si al lector le suena de algo este relato o las imágenes que acompañan este reportaje, es porque tres años atrás, dicha fotografía fue recogida en estas mismas páginas, tras haber formado parte de un capítulo de «Olmos y Robles», una serie de TVE, que la exhibía como pista para resolver un caso por parte de la benemérita pareja protagonista.

En aquel reportaje, algunas de las mujeres retratadas confesaban que nunca pudieron sospechar que algún día acabarían saliendo en la tele. Y muy vistas, por cierto, ya que el episodio fue contemplado por 2.492.000 telespectadores.

Pero la dichosa fotografía le ha tomado el gusto a esto de desafiar la ley de probabilidades. Y así las cosas, en un más difícil todavía, ha vuelto a devenir mediática. Si entonces debutó en televisión, ahora acaba de estrenarse en el mundo editorial, a través de la portada del libro «Las sinsombrero 2. Ocultas e impecables», de Tània Balló, recién llegado a las librerías de la mano de la editorial Espasa.

El volumen constituye la continuación de la primera entrega homónima, donde Balló rescata el perfil de «las intelectuales y artistas de la Generación del 27 que, por diversas razones, tuvieron que acomodarse al papel que les deparaba el franquismo», según reza la contracubierta.

Y si siete son las chicas que componen la fotografía, también son siete las vidas que refleja «Las sinsombrero 2». A saber: las de Carmen Conde, Margarita Ferreras, Delhy Tejero, Rosario de Velasco, Consuelo Berges, Lucía Saornil y Elena Fortún.

De algún modo, estos nombres quedarán ligados a los de las calpinas Isabel Sendra, Paquita Ivars, Maruja Ivars, Pepita Boronat, Pepita Cabrera, Paquita Pastor y Paquita Martínez. No en vano, son nombres que integran la ficha técnica, en las páginas preliminares del libro, junto al de «Hermanos Coello».

Esta denominación empresarial es la del negocio que, primero en Altea y luego en Calp, impulsarían Pepe Coello -artífice de la inquieta instantánea y motor de esta insólita aventura- y su hermano Paco.

Por aquel entonces, Pepe (según relata su hijo Diego Coello, también fotógrafo y periodista de INFORMACIÓN) era un retratista que, cada domingo recorría diversos pueblos fotografiando a las gentes que por ese día iban ataviados con sus mejores galas.

Todavía sigue siendo un misterio cómo esta imagen llegó a la serie de televisión, emitida en 2015. Es probable que fuera mediante historiadecalp.net, la web del investigador calpino Andrés Ortolá, ya que la fotografía es una de las que ilustra el artículo «Apuntes de la vida calpina en los años 1940/50».

En cualquier caso, fue a este portal al que llamó Tània Balló para obtener dicho material y fue Ortolá quien, en última instancia, lo cedió.

Y para acabar, tres flashes

flashesO tres datos «reveladores», por seguir con el argot fotográfico:

Uno. La instantánea fue tomada en el actual Ajuntament Vell, también conocido como Portalet. Y decir Portalet en Calp es referirse a todo un santuario de la historia y la leyenda del pueblo. Como historia tiene ya la foto y su leyenda está labrando.

Dos: Carmen Conde (la primera mujer estudiada por el libro y la primera mujer académica de la RAE) visitó Calp en junio de 1937 y se alojó -como otras tantas personalidades nacionales e internacionales- en el Parador Peñón de Ifach. La atalaya calpina debió resultarle inspiradora, pues compuso «Ifach, Canción para suicidas de amor» e «Ifach: declamación», dos textos en prosa poética en los que identificó la mujer a quien amaba con la inmensa roca.

Y tres: la editorial del libro es Espasa. Es decir, la histórica Espasa-Calpe. Dicha denominación, por cierto, no guarda ningún parentesco con la localidad del Penyal d'Ifac ni con su anterior topónimo oficial. Es el fruto de la fusión, en 1926, del sello Espasa y de la editorial Compañía Anónima de Librería y Publicaciones Españolas, cuyo acrónimo es... Calpe.

Del Photoshop al diseño editorial

La fotografía de las siete calpinas presenta sendas particularidades en su versión televisiva y en la editorial. En el primer caso, la figura de Maruja Ivars fue photoshopeada hasta convertirla en una mujer muy espigada. Eran las exigencias del guión.

En la portada únicamente aparecen las cinco mujeres centrales. Las de los extremos -Isabel Sendra y Paquita Martínez «La Paua»-, aparecen en la contracubierta y en la solapa anterior, respectivamente.

Enamoramiento a primera vista en internet

La portada fue una elección de la propia autora, que también fue quien la descubrió en el ciberespacio. «La encontré en la red, en el blog de Andrés Ortolà», afirma Balló, también directora de cine.

Fue un amor a primera vista: «Enseguida supe que quería que fuera la portada del libro. Me enamoré de ella con sólo verla». El porqué de este flechazo radica en «la actitud de ellas, la pose divertida y de cierta rebeldía en contraste con un vestuario muy de la época», describe la autora.

Ahora bien, reconoce que no tenía «ni idea» de que la imagen hubiera formado parte de una serie de televisión.

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