La calle La Mar de Dénia, en obras desde el pasado 2 de mayo (la fecha tiene una connotación belicosilla), ya muestra su nueva estética. El proyecto ya dejaba claro que el tramo más próximo a la plaza del Consell sería peatonal, mientras que el que baja desde la confluencia de Carlos Sentí hasta Cándida Carbonell se mantendría abierto al tráfico. Pero lo que sorprende es que esta calle, que debe su nombre a que allí, al fondo, se vislumbra el mar, pierde ahora su homogeneidad urbana. El tramo peatonal tiene un pavimento de adoquines. Pero el de circulación de coches es de asfalto impreso.

El tono blanquecino del adoquinado de media calle contrasta con el negro de la capa asfáltica. Los obreros empezaron ayer a extender este último material. Con una rejilla recreaban los adoquines (el asfalto impreso es puro trampantojo). También en la recientemente reurbanizada calle Colón se ha utilizado ese asfalto impreso. Pero allí toda la calle es uniforme.

La concejala de Urbanismo, Maria Josep Ripoll, explicó ayer que ese contraste ya aparecía reflejado en el proyecto. Dijo que es importante que se vea bien la banda de circulación. Avanzó que estas obras, que han tenido un coste de unos 700.000 euros (se han financiado con el Plan Confianza), ya están en su recta final. «Falta poco: colocar las farolas, plantar los árboles y dar algunos retoques», afirmó.

Mientras, los comerciantes, muy críticos con el gobierno local por negarse a suspender estos trabajos durante julio y agosto, no entran en disquisiciones de estética. «Lo que queremos es que las obras se acaben ya», indicó a este diario uno de los empresarios.

La reurbanización, que la empresa adjudicataria, Binaria, debía terminar en 5 meses, suma ya dos meses largos de retraso.