La Granadella de Xàbia renace, pero del paraíso del senderismo que fue quedan las cenizas. La montaña va borrando la huella del incendio que en septiembre de 2016 devastó 812 hectáreas (este paraje ardió de punta a punta y el fuego también saltó a las urbanizaciones limítrofes). Pero las sendas van a peor.

En los primeros meses tras el incendio, se recomendó a los excursionistas que no hollaran un monte que estaba en plena regeneración. Ahora que la Granadella podría empezar a recuperar el tirón senderista que tuvo, las veredas están casi impracticables. Las últimas lluvias torrenciales (aquí se llegaron a recoger en la tromba de finales de septiembre 70 l/m2 en pocos horas) han agravado la erosión. Incluso se han abierto regueros que desfiguran las sendas y hacen muy complicado caminar por ellas.

Además, los últimos temporales sufridos recientemente han provocado la caída de pinos calcinados sobre estas trochas y en el tramo de barranco que conecta las sendas del Gurugú y la Teuleria. Algunos de estos árboles muertos se han tronchado. Otros se han desplomado y su raíz ha salido de la tierra de cuajo. Cuando ocurre esto último, también se acelera la erosión. Muchos de estos árboles que se vienen abajo destrozan los muros de piedra en seco, que son excelentes barreras contra la erosión.

Las sendas del Gurugú y la Teuleria, que antes del incendio atraían a muchos excursionistas, están machacadas. También las frecuentaban ciclistas de montaña. Estas rutas son de las más bellas de la Marina Alta. La vegetación se ha recuperado. La capa arbustiva ha vuelto a crecer con rapidez. Pero los pinos quemados, que aquí no se han podido retirar ya que es imposible acceder con maquinaria, sí recuerdan el terrible incendio que sufrió este paraje protegido hace dos años. Esos pinos muertos son los que ahora se vienen abajo por los temporales de viento y lluvia.