Salvar la playa de les Deveses de Dénia cuesta 14,4 millones de euros. El Ministerio para la Transición Ecológica ha sacado a exposición pública por 30 días el proyecto de regeneración de este tramo litoral, uno de los que sufre más regresión en toda la costa valenciana. Y opta por una solución «mixta de equilibrio dinámico y rigidización costera». Esa expresión tan técnica y complicada viene a significar que el ministerio, en concreto su dirección general de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, elige una alternativa intervencionista, de obra, de corregir las dinámicas litorales que provocan que esta playa desaparezca y que temporales tan violentos como el de finales de 2017 destroce las casas de primera línea.

Costas prevé construir tres espigones para fijar un ancho de playa de 45,5 metros en el tramo que ahora sufre más erosión y de 30,5 en el que por el sur linda ya con l´Almadrava. El espigón norte arrancará de la desembocadura del río Racons. Tendrá 470 metros de longitud, de los que 285 sobresaldrán del mar y 185 irán sumergidos, y una altura de 1,5 metros. Otro dique se situará en la calle Riu Gran y medirá 350 metros (106 emergerán y 244 estarán sumergidos). Y ya al sur, la playa se cierra con la ampliación del espigón existente. Llegará a los 500 metros (410 en superficie y 90 bajo el agua) y tendrá forma de «L». El vertido de 591.523 metros cúblicos de arena extraída del fondo marino con una draga de succión permitirá acabar de recuperar el perfil de una playa que, con los espigones de defensa, se blinda contra los temporales y los procesos erosivos.

Además, la clave de esta regeneración son las dunas. Costas advierte de que en este tramo prácticamente han desaparecido por «la presión urbanística». Ahora se quiere recuperar un cordón de 4 metros de altura y una anchura de entre 14 y 38 metros. Protegerá las casas de primera línea.

Esta actuación saldrá a licitación por 14,4 millones. La adjudicataria deberá terminarla en 8 meses. La asociación de vecinos de les Deveses expresó ayer su satisfacción por un proyecto que apuesta por estabilizar la playa con espigones. «Era lo que nosotros reivindicábamos. No tenía sentido seguir tirando arena sin más», dijo Juanjo Giménez, presidente del colectivo vecinal.