La reforma le ha sentado de maravilla al histórico cine Jayan de Xàbia. Ayer fue una jornada frenética. Faltaba nada para la primera proyección y los obreros seguían puliendo detalles. Este cine, uno de los últimos que resiste, ha recuperado la estética de las salas clásicas. Sus propietarios han aprovechado que se tenían que poner al día con las nuevas normativas (para un negocio que, más que singular, es excepcional, debería haber un poco de margen) para darle al cine un barniz de glamour. Cerró el pasado 11 septiembre. Y ayer reabrió transformado, pero con su misma esencia cinéfila.

«Hemos recuperado elementos que se eliminaron hace 20 años, como la marquesina o la taquilla al exterior», explicó ayer Elena Catalá, nieta de Angelita y Jaime (sus nombres forman el acrónimo Jayan), quienes pusieron en marcha la sala en 1959. La nueva marquesina, con las luces, tiene un acertado aire Broadway. El vestíbulo, aunque no se ha cambiado la disposición del bar, también es ahora más elegante.

Los residentes ingleses, un público fiel, ya se acercaban ayer y miraban los carteles de las nuevas proyecciones. Ellos y todos los cinéfilos de la Marina Alta han echado de menos esta sala que programa, además de cine comercial, películas independientes, de autor y filmes en versión original.