El suelo en los acantilados de Xàbia se ha puesto por las nubes. Después de unos años de auge en la construcción de chalés de lujo, ahora este segmento se enfrenta a dos problemas (uno es consecuencia del otro). Las parcelas urbanizables escasean y su precio se ha disparado. Puede parecer hasta normal. Pero los promotores consultados por este diario aseguran que se están pidiendo «barbaridades» por este suelo. Lo atribuyen también a que la especulación está distorsionando el mercado y avisan de que ya intervienen en las operaciones intermediarios y comisionistas.

En estos últimos años, además de buscar suelo libre de construcción en los acantilados, se rastreaban chalés antiguos situados en zonas de gran valor paisajístico. Salía rentable comprar esas casas levantadas en los años 70 y 80 , tirarlas y edificar modernos chalés de lujo.

Este suelo siempre se ha cotizado. Pero ahora, según las fuentes antes citadas, está intocable. «Nos hemos puesto en precios desorbitados; no son los normales en Xàbia. Aquí es una excepción vender una villa por 5 millones de euros», afirma uno de los consultados, que asegura que una parcela de 1.800 metros cuadrados por la que hace un par de años se pedía un millón de euros se vende ahora por más de dos millones.

«No podemos repercutirle a un chalé un millón más. No hay mercado para chalés tan caros. El cliente bueno de Xàbia es el que se gasta entre 400.000 euros y un millón. Los que están dispuestos a pagar 5 millones son muy excepcionales. Eligen esta zona si quieren pasar muy desapercibidos. De lo contrario, se van a Ibiza y Marbella», insistió otro promotor.

En plena crisis del ladrillo, empezó a florecer en Xàbia (también en otros municipios del litoral de la Marina Alta) la construcción de chalés de lujo. Se levantaron en los acantilados del Portitxol, la Barraca o Ambolo. El mercado inmobiliario estaba por entonces tieso. Pero la crisis de alguna manera espoleó el segmento de los impresionantes chalés de modernas arquitecturas (líneas rectas y grandes cristaleras). Las fuentes consultadas coinciden en que en aquel momento se encontraban parcelas en primera línea a buenos precios y quedaba suelo.

En cambio, durante la burbuja inmobiliaria el negocio estaba más en los apartamentos. Se construía rápido y se vendía. Y los acantilados no son de urbanismo tan acelerado.

Los promotores apuntan otro inconveniente para este segmento en Xàbia. Las licencias tardan en concederse. Aseguran que salen en dos años. Y los clientes que pagan millonadas (a menudo, además, tienen una cierta edad) quieren disfrutar de la casa de sus sueños de un día para otro.

Con todo, los consultados aseguran que en los próximos meses todavía se verá actividad en puntos tan exclusivos de Xàbia como la urbanización de la Corona y, sobre todo, en la Barraca. «Pero son parcelas que se han comprado con precios de hace un par de años, no con los actuales. Pero, como tardan tanto las licencias, ahora se iniciarán las obras». Son, aseguran, los últimos coletazos de la hasta ahora boyante construcción en los acantilados de Xàbia.