Este monstruo no es esquivo como el del lago Ness. En Xàbia, sale de las profundidades, de las alcantarillas, y se deja ver. El temporal de estos últimos días ha escupido cientos de toallitas húmedas. Esos desechos sintéticos, conocidos como el monstruo de las alcantarillas, ya que obstruyen los bombeos y las tuberías de saneamiento, salpican el tramo litoral de piedra tosca del Primer Muntanyar que más próximo está a la desembocadura del río Gorgos.

No es la primera vez que las toallitas húmedas, que los vecinos tiran al retrete sin ser muy conscientes de que sus fibras sintéticas son contaminantes, ensucian esta costa. Suele ocurrir cuando, tras algún episodio de lluvias intensas y torrenciales, que hace que el río baje con agua, se desata un temporal. Ha ocurrido ahora.

Las lluvias colapsan los alcantarillados y las aguas pluviales y residuales, con las toallitas flotando, acaban en los barrancos y en el Gorgos. El río las arrastra hasta el mar. El monstruo de las alcantarillas escapa de su hábitat natural, las cloacas, y ataca allí donde más duele. Los pescadores están hartos de sacar con sus redes estos residuos de fibras sintéticas. Y la costa rocosa, un ecosistema de gran valor natural, paisajístico y turístico, muestra cientos de gurruños contaminantes.

Numerosos municipios han lanzado campañas para convencer a sus vecinos de que no deben arrojar las toallitas al inodoro. Una de las más llamativas fue la que llevaba por título «no alimentes al monstruo». En desembozar los tapones que se forman en las alcantarillas y reparar las averías se van millones de euros.

Xàbia también ha intentado persuadir a los vecinos. Aquí no solo se obstruyen las tuberías. Las toallitas llegan al mar. Contaminan los fondos marinos. Y manchan el litoral de rocas. Si un temporal como el de ahora, que no ha sido nada del otro mundo, ha vomitado cientos de toallitas, el fondo puede acumularlas a miles.

En las alcantarillas, el daño que deja el monstruo es económico. En el mar, ya tiene otra dimensión. Las fibras no se degradan y esos residuos permanecen por siempre. Xàbia se enfrenta a un problema de alcance desconocido. El monstruo de las alcantarillas, liberado en el mar, da mucho miedo.