Los agentes de las policías Local y Nacional de Dénia están preparados para todo. Ayer, en la celebración de los Ángeles Custodios, trascendió que el pasado 8 de julio una patrulla de la Policía Local identificó, durante un servicio en principio rutinario (paró a un coche porque un menor no llevaba sillita de protección), a un hombre de nacionalidad serbia al que ahora el Tribunal de Bosnia-Herzegovina está juzgando por crímenes de guerra. Los agentes de Dénia no lo llegaron a detener, ya que no constaba ninguna orden internacional contra él. Pero sí indagaron. Se sorprendieron al confirmar que Z. L. está acusado de perseguir, torturar y asesinar a civiles bosnios durante la guerra que, entre 1992 y 1995, asoló este país y dejó miles de muertos.

El que sí terminó ese día arrestado fue el hermano de Z. L. Los dos agentes, que ayer fueron distinguidos por la Policía Local precisamente por esta actuación, dieron el alto al coche de lujo en el que viajaban los dos hermanos junto a la mujer de uno de ellos y un niño pequeño. El menor no llevaba sillita y, además, iba de pie en el asiento de atrás. Los ocupantes del vehículo habían cometido una infracción contra la seguridad vial. Los agentes le pidieron la documentación al conductor, quien guardaba en la cartera toda una colección de carnés de identidad y de conducir. Además, deslizó a escondidas otros carnés a su esposa, que iba en el asiento de atrás. Los agentes lo pillaron. Y también encontraron en un compartimento oculto de la guantera más documentos de identidad y de conducir. Seis de esos carnés eran falsos. El mismo individuo tenía carnés de identidad de Eslovenia, Bosnia o Croacia. También disponía de un carné de conducir de Brasil. Lo detuvieron por falsedad documental. Al copiloto, el mencionado Z. L., también le revisaron la documentación. La tenía en regla. Su carné de conducir era de Dinamarca. No pesaba contra él ninguna orden de búsqueda y detención. Eso sí, investigaron y descubrieron que tenía un pasado siniestro. Estaba pendiente de juicio por crímenes de guerra y contra la humanidad.

El mismo agente experto en detectar falsificaciones también dio este verano con un vehículo de lujo con el bastidor manipulado. Estaba aparcado cerca de un local de copas. El conductor, de nacionalidad polaca, al salir del local y encontrarse con la policía, se puso muy nervioso. El propio agente relató a este diario ayer que intentó sobornarlo con 10.000 euros y luego le ofreció esa misma cantidad para los otros cinco agentes que estaban con él (habían llegado patrullas de refuerzo de la Policía Nacional). Le dijo que en su país se arreglaban así las cosas. El policía, por supuesto, se negó. Se llevaron al hombre detenido.

Los cuerpos policiales de la Marina Alta se enfrentan a delitos muy complejos. No es habitual, pero tampoco extraño que se topen con criminales con órdenes de búsqueda internacional. Dénia se convirtió tras la Segunda Guerra Mundial en un escondrijo de nazis, y en la Marina Alta se han ocultado no pocos malhechores huidos de sus países. Hay mucho chalé apartado y es fácil pasar desapercibido. La policía, eso sí, está preparada para, incluso en controles rutinarios, dar con ellos.