El Portitxol es el abracadabra de la conciencia ecológica en Xàbia. Ha sido aparecer este topónimo, el de uno de los tramos costeros más bellos de la Comunitat Valenciana, junto a la palabra PAI (Programa de Actuación Integrada) y saltar los vecinos como un resorte. En 64.290 metros cuadrados de una loma virgen que se asoma a la cala de la Barraca y que linda con la torre vigía del Portitxol, declarada BIC, pero privatizada, Xàbia se juega su futuro urbanístico. Eso parece.

Y el alcalde, José Chulvi, del PSPV, se lo ve venir. Defiende que el nuevo plan general estructural protege 7,5 millones de metros cuadrados que eran urbanizables y que, durante sus siete años de mandato, el gobierno local ha rechazado dos PAI en el Saladar, otros dos en Huertos del Montgó y un quinto en la Falzia. Pero se le juzga por el Portitxol, un sector de suelo urbano extensivo (esa es la clasificación vigente, la del PGOU de 1990) en el que, si el PAI sale adelante, se construirían 14 chalés y un hotel. La superficie de parcelas lucrativas es de 45.646 m2.

El alcalde no se escondió ayer. Un centenar de vecinos se concentró en la puerta del ayuntamiento para exigir que se rechace el proyecto del Portitxol. El convocante de la protesta, Bernhard Feiner, incidió en que la cala de la Barraca se satura en verano de coches y en Xàbia ahora mismo ya hay 1.700 chalés en venta. Y sostuvo que lo que menos falta hace es construir en el Portitxol. Los manifestantes coincidieron en que «en este litoral no se puede construir más, porque nos cargamos un paraíso». Y le insistieron al alcalde en que el suelo urbano lo es si cuenta con servicios urbanísticos y, en este litoral, son precarios.

Chulvi respondió uno a uno a todos los manifestantes. Dijo que el informe de la conselleria de Medio Ambiente a este PAI, que promueve la empresa Construcciones Torre del Portitxol, es favorable. Subrayó que su equipo de gobierno, al votar a favor de la exposición pública del proyecto, cumplía un trámite reglado. Animó a los vecinos a presentar alegaciones y dejó entrever que el ayuntamiento también lo hará.

El munícipe hasta se sinceró: «Personalmente, no querría que en Xàbia se construyeran más casas y quitaría unas cuentas. Pero los alcaldes estamos sometidos a la ley».