Bellas y quebradizas. Así son las calas de la Marina Alta. Las más espectaculares no se libran de los desprendimientos. Las lluvias torrenciales del pasado 18 de agosto hicieron estragos en las calas al bajar con furia los barrancos. Además, algunas sufrieron importantes desprendimientos. En la Cala Blanca (o Caleta) de Xàbia, una gran losa de piedra se vino abajo. Era el techo de una pequeña cueva de la primera cala de este tramo de acantilados de blanquecinas margas (de ahí el nombre de Cala Blanca). La losa cayó a plomo. Ha quedado una gran muesca en el acantilado, que la policía local ha precintado.

Ese desprendimiento hizo saltar la alarma y los agentes también han acordonado las cuevas de la última cala de esta franja litoral. No quieren sustos. Las lluvias torrenciales suelen provocar una fuerte erosión en el litoral más escarpado de Xàbia. Las violentas precipitaciones de octubre de 2005 ocasionaron un desprendimiento en el Cap Negre que se llevó por delante balaustradas de las terrazas de chalés. Otro derrumbe en el acantilado de la cala de la Barraca en 2008 arrastró muros y la piscina de una vivienda. Mientras, la cala de Ambolo lleva clausurada desde 2006 por los desprendimientos. Por tanto, el impacto de las lluvias torrenciales en los acantilados y calas es cosa seria.