Los farolillos voladores o de los deseos no suelen presagiar nada bueno. A los protagonistas de «Lo imposible» se les vino encima un tsunami horas después de hacerlos volar en una idílica playa de Tailandia. Y ocho turistas de Estados Unidos e Irlanda acabaron en julio de 2013 detenidos e imputados por delito contra el medio ambiente por causar un incendio en el Montgó al lanzar desde la terraza del chalé de Dénia en el que veraneaban uno de estos globos de buenos deseos.

Pero los farolillos no pasan de moda. La Policía Local de Xàbia identificó en la madrugada del pasado 2 de agosto a un grupo de personas que estaba lanzando estas linternas voladoras en la orilla de la playa de la Grava. Los farolillos cogían en seguida mucha altura y se perdían en el horizonte. Pueden recorrer cientos y cientos de metros. Y no lejos de esta playa queda el cabo de Sant Antoni, que está dentro ya del parque natural del Montgó.

Los agentes sorprendieron a estos turistas a las 2 de la madrugada. Les requisaron los farolillos, que están catalogados como material piroténico. También identificaron a los responsables del lanzamiento, que son de nacionalidad española. La policía les ha abierto expediente. Se enfrentan a una multa de entre 300 y 500 euros.

El Ayuntamiento de Xàbia, en las muchas campañas de prevención de incendios que lleva a cabo, ya advierte de que esta moda de los farolillos está prohibida y entraña un gran riesgo. En Xàbia, también se han dado ya casos de conatos (por suerte el fuego no fue a más) ocasionados por el lanzamiento desde chalés de estos artefactos. El municipio, además, ha escarmentado con el fuego. En los últimos años, han ardido 444 hectáreas en la Plana del Montgó y el cabo de Sant Antoni (el incendio ocurrió en septiembre de 2014) y 812 hectáreas en la Granadella (septiembre de 2016). El origen del primer fuego nunca se averiguó, pero el del segundo fue una imprudencia. Una colilla arrojada en un mirador del Puig de la Llorença del Poble Nou de Benitatxell desencadenó el pavoroso incendio que devastó el paraje de la Granadella, obligó a desalojar a miles de vecinos y destruyó decenas de chalés.

Imprudencias e incendios

Las imprudencias están, de hecho, en el origen de la mayor parte de los incendios forestales y rurales. En Xàbia, en verano, las brasas de las barbacoas arrojadas a contenedores e incluso en las cunetas de las carreteras, los farolillos o las barbacoas en los jardines de los chalés ya han dado más de un susto.

Con todo, hay turistas, como los sorprendidos en la playa de la Grava, que se empeñan en seguir lanzando al aire deseos que pueden acabar en catástrofe natural.

A poca distancia de esta playa, está, además, la escollera de Levante del puerto de Xàbia. Desde aquí era tradición que se disparara el castillo de fuegos artificiales de las fiestas de la Mare de Déu de Loreto. Pero la tradición tuvo que cambiarse a la fuerza. Las masas forestales del cabo de Sant Antoni, que poco a poco se recuperan del incendio de 2014, quedan a menos de 500 metros. De ahí que la conselleria de Medio Ambiente prohibiera lanzar el castillo desde el dique. El ayuntamiento monta cada año plataformas acuáticas para poder mantener este espectáculo pirotécnico.