Nada nuevo bajo el sol. El verano ha empezado con problemas de masificación en las calas de la Marina Alta. Están de moda. Incluso un tramo litoral que lleva más de diez años clausurado por peligro de desprendimientos ya estaba este fin de semana hasta los topes de bañistas. La cala de Ambolo, cerrada oficialmente desde 2007, vuelve a causar furor entre los bañistas. Cuantos más obstáculos pone el ayuntamiento, más triunfa esta playa. El pasado año se cerró el vial de acceso (sólo se permite el paso a residentes). Hay dos señales de prohibido el paso. Así se garantizaba dejar expedita la calle por si tenía que entrar una ambulancia. Pero este fin de semana los turistas ya se han hecho los despistados. Han mirado a otro lado al pasar junto a las señales de prohibido y han aparcado sus coches en la calle que baja a Ambolo (el último tramo, eso sí, lleva cerrado con una cadena desde hace años).

Y no son bañistas que se dan un chapuzón y se van. El perfil de los usuarios de este cala, la única nudista de Xàbia, ha cambiado. Ahora abundan las cuadrillas de jóvenes que bajan cargados de neveras y sombrillas. Llegan para pasar el día. Luego, al subir, dejan la basura en los dos insuficientes contenedores que están junto al cartelón que avisa de que la cala está clausurada. Las bolsas de basura se salen.